Adul Sam-on es "el mejor de los mejores" en su clase. Y, según el director del colegio al que asiste en Tailandia, eso se debió al espíritu combativo por las batallas que debió atravesar antes de quedarse atrapado en una cueva de Tham Luang junto a otros 11 chicos y su entrenador.
A los seis años, el adolescente escapó con su familia de una zona de Myanmar dominada por la guerrilla y el narcotráfico. En su travesía aprendió a hablar inglés, tailandés, birmano, mandarín y wa (el idioma que habla su etnia sin nacionalidad), informó The New York Times.
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Y ese aprendizaje le hizo jugar un rol clave en el rescate: fue el intérprete de los buzos británicos que los hallaron. Gracias a él, los rescatistas pudieron saber cuáles eran las necesidades más urgentes del equipo de fútbol y cuánto tiempo llevaban en la cueva.
Y gracias a eso, como cuando era niño, Adul escapó con vida tras 15 días de encierro. Punnawit Thepsurin, el director del colegio, explicó al diario estadounidense que la quinta parte de los estudiantes no tienen nacionalidad y pertenecen a minorías étnicas.
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"Los nenes sin nacionalidad tienen un espíritu combativo que los hace querer destacarse. Adul es el mejor de los mejores", aseguró. Tres de los 12 menores rescatados, al igual que su entrenador, Ekkapol Chantawong, pertenecen a este tipo de etnias.