El 20 de noviembre de 2017, Stephany LaFountain llamó al servicio de emergencias para pedir auxilio: su hija de 13 meses no respiraba. Un familiar intentó reanimar a la pequeña y luego fue trasladada a un hospital, donde murió cuatro días después por los daños cerebrales irreversibles.
Dos años antes, la joven de 23 años había perdido a una bebé de cuatro meses en condiciones similares. Y, aunque en ese momento se lamentó como una tragedia, las autoridades comenzaron a investigarla luego del hecho ocurrido el año pasado, informó el sitio Anchorage Daily News.
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Según la Policía de Fairbanks, en Alaska, Estados Unidos, una hora antes de la llamada realizada el 20 de noviembre, la joven madre realizó "busquedas sospechosas" en la web: "formas de sofocar", "maneras de matar a un humano sin dejar pruebas", "16 pasos para matar a alguien y no ser atrapado".
Además, se comprobó que las dos bebas eran "totalmente sanas" y que ambas fallecieron por asfixia. Ante estas pruebas, LaFountain fue detenida el jueves, acusada de matar a sus dos hijas.