Joyce Morris (88) y Norwood Thomas (93) se vieron por última vez en 1944. A él le esperaba lo peor. El mundo estaba esperanzado que llegaría el fin de la Segunda Guerra Mundial.
El amor permaneció en sus corazones pero sus vidas ya no eran las mismas sin el uno para el otro. Joyce no soportó la espera sola en Londres. Al tiempo se casó y se mudó a Australia donde formó su nueva familia y tuvo dos hijos.
Los años pasaron y ambos enviudaron. Algo inesperado surgió. La anciana encontró con la ayuda de su hijo Rob, a Norwood. El buscador de Internet le arrojó una nota del diario The Virginian Pilot del 18 de octubre de 2010, donde su héroe de guerra cumplía sus últimos deseos arrojándose en paracaídas.
Joyce pudo contactase por teléfono con Thomas y enseguida comenzaron hablando a través de Skype, donde después de 70 años, pudieron verse las caras. Por supuesto, ella no tardó en reprocharle sin rencores, la última carta confusa que había recibido: “Rompiste mi corazón”.
Las ansias por volverse a ver invadían esos cuerpos en los que aún permanecen esas mariposas que los hacen enloquecer de amor. Ambas familias organizaron el reencuentro más esperado. Lo sorprendente es que decenas de personas le donaron a Thomas 7.500 dólares para que pudiera viajar a Australia. La aerolínea se solidarizó y el enamorado héroe de guerra viajará con su hijo Steve en primera clase.