La mano humana provocó otra pérdida dolorosa para la naturaleza. Tras ocho años sin pareja y viviendo en soledad, los veterinarios del zoo de la capital mexicana decidieron trasladar a Bantú a otro parque, con el objetivo de que tenga sexo y se reproduzca.
Pero todo salió muy mal. Mientras 20 especialistas preparaban el operativo para mudarlo a Guadalajara, a unos 500 kilómetros de distancia, el gorila de 220 kilos y 1.70 metros de altura falleció. Para el gobierno de la ciudad, se trató de "una complicación cardíaca".
La polémica creció cuando se conoció que la Secretaría de Medio Ambiente local lo había declarado "en perfecto estado de salud" pese a sus 25 años de edad. En declaraciones al diario El País, Arturo Rivera, director de zoológicos de la Ciudad de México, explicó que "el ejemplar fue anestesiado para meterlo en la jaula y ese procedimiento se hizo bien e incluso se revirtió, pero cuando Bantú quiere despertarse ocurrió el paro".
Luego de 30 minutos de reanimación fallida, confirmaron la muerte. Bantú había nacido en cautiverio el 20 de septiembre de 1991 y sus padres vivían en zoológicos de Estados Unidos. Quienes lo veían a diario lo describen como dueño de un carácter explosivo.
Fotos del texto: El Universal.