El domingo pasado un helicóptero militar colombiano perdió el control en pleno vuelo y cayó en picada. Chocó contra el suelo en una zona de vegetación densa ubicada en Quibdó, al noroeste del país, provocando una verdadera tragedia.
El helicóptero quedó totalmente incinerado y los cuatro soldados a bordo fallecieron. Aunque se desconocen las causas del siniestro, se confirmó que las víctimas estaban realizando una misión de abastecimiento de comida a otros uniformados en esa región.
En un video difundido en redes sociales, se ve el accidente y se escuchan los gritos desesperados de quienes estaban grabando.
Según testimonios de algunos pobladores, poco antes del impacto dos de los tripulantes habrían saltado de la aeronave.
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En la zona operan varios grupos armados ilegales. Gustavo Petro, presidente de Colombia, manifestó que ordenó “reactivar todas las operaciones militares contra el Clan del Golfo”. Y agregó: “Se suspende el cese bilateral con este grupo al margen de la ley, no permitiremos que sigan sembrando zozobra y terror en las comunidades”.
El mencionado grupo narcotraficante es el más poderoso del país. Si bien desde el 31 de diciembre el Gobierno había establecido el pacto, desde hace varios días se reportaron ataques a la población civil y la policía, presuntamente a manos de esta banda.