Walter Forbes tenía 26 años cuando se encontraba en un bar de Michigan (Estados Unidos) y presenció una brutal pelea. Al día siguiente, Dennis Hall, uno de los protagonistas del disturbio, le pegó un tiro. Semanas más tardes, el agresor murió en un incendio que habría sido intencional.
Por este último hecho ocurrido el 12 de julio de 1983, Forbes quedó detenido: la Justicia determinó que tenía motivos para terminar con la vida de Hall. El testimonio de Annice Kennebrew, principal testigo, fue determinante para que Walter fuera sentenciado a prisión perpetua.
Durante el juicio, la mujer aseguró haber visto a tres hombres, entre ellos Forbes, en el edificio donde se desató el incendio fatal. Sin embargo, los otros dos quedaron en libertad por faltas de pruebas. Los fiscales insistían que el joven estudiante de tenía motivos para matar a Dennis Hall.
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Walter Forbes pasó cuatro décadas tras las rejas. Finalmente, la principal testigo se presentó ante la Corte y confesó que había mentido en sus declaraciones: “Había implicado falsamente al señor Forbes porque había sido intimidada para hacerlo por dos hombres locales que la conocían en el vecindario y que habían amenazado con dañarla a ella y a su familia”.
En 2017, el hombre inocente recuperó la libertad. Perdió mucho durante todos estos años, como por ejemplo, ver crecer a su hijo Runako. Sin embargo, aseguró que no le tiene rencor a Kennebrew: “No guardo desprecio por las personas que mintieron para condenarme. La razón es egoísta: no iba a permitir que me destruyeran. Si no los perdonara, no sería perjudicial para ellos, sería perjudicial para mí“.