¿Hizo bien el gobierno argentino al calificar al Cartel de los Soles como una organización terrorista? ¿Se trata efectivamente de una organización terrorista?
El Cartel de los Soles se incubó en el Ejército venezolano en la década del 90, avocándose con exclusividad al tráfico de la cocaína. Durante la presidencia de Hugo Chávez, que se extendió desde 1999 hasta su muerte en el 2013, la organización creció y creó lazos con el gobierno chavista y con las narco-guerrillas colombianas FARC y ELN.
Probablemente, con Chávez en el Palacio de Miraflores esa mafia del narcotráfico comenzó a expandir sus actividades incorporando la minería ilegal en la Cuenca del Orinoco, actividad que acrecentó en la segunda década del siglo en marcha.
Está claro que el Cartel de los Soles es una organización narcotraficante que infecta una parte de la estructura militar venezolana y se sumó a Hezbolá y a mafias rusas, turcas y chinas en la explotación ilegal del llamado Arco Minero, que alimenta las arcas clandestinas del régimen. Pero no todas las mafias del narcotráfico son también organizaciones terroristas. Lo son, claramente, el Cártel de Sinaloa y otros violentísimos cárteles mexicanos. Pero no hay consenso en los especialistas sobre que la organización narco más grande de Venezuela lo sea.
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Si la administración Trump la incluyó en su lista de organizaciones terroristas, probablemente no fue por tener certeza al respecto, sino para tener instrumentos legales para combatirla más allá de las fronteras de los Estados Unidos. Y si el gobierno argentino hizo lo mismo, no es porque tenga información fehaciente al respecto sino para complacer al presidente norteamericano.
De todos modos, se ajuste o no a las condiciones que establecen cuándo una organización es o no terrorista, aunque el presidente colombiano Gustavo Petro niegue hasta su mismísima existencia, está claro que el Cártel de los Soles es una poderosísima organización criminal y que combatirla hasta su eliminación (si eso fuere posible) es beneficioso para todo el continente americano.
También parece fuera de duda que tiene vínculos con la dictadura que encabezan Nicolás Maduro y Diosdado Cabello.
De tal modo, poner ese cártel en la lista de organizaciones terroristas le permite a Trump tener una justificación, aunque discutible, del despliegue militar que realiza en el área del Caribe, en torno a Venezuela, como si preparara un ataque a gran escala contra esa organización narco y, de paso, contra los dictadores a los que calificó como jefes del Cártel de los Soles: Maduro y Cabello.

¿Puede verse arrastrada la Argentina a una acción militar norteamericana en un país sudamericano.
Es difícil descartar esa posibilidad.
¿Actuó correctamente el gobierno a tomar la decisión que tomó, acercando el país a un posible conflicto en territorio sudamericano?
El problema es que Milei no actuó en base a un análisis pormenorizado sobre lo que es el Cártel de los Soles, sino por seguidismo con Donald Trump, o porque el jefe de la Casa Blanca se lo pidió, o exigió. De hecho, así lo hizo con el gobierno Trinidad y Tobago y otros que están en sintonía con el magnate neoyorquino.
El régimen venezolano es una dictadura calamitosa y criminal, pero es probable que, con Nahuel Gallo aún apresado en Venezuela, la prioridad en la agenda de Milei hacia ese país caribeño debió ser entablar contacto con el régimen y buscar la liberación del gendarme argentino.
Habiendo dado este paso, la suerte de Nahuel Gallo dependerá de que, o bien por implosión del régimen o bien por una acción militar norteamericana que tenga éxito, la dictadura de Maduro y Diosdado Cabello se desmorone totalmente.