El resultado del ballotage en Bolivia es una victoria del centro sobre la derecha dura. Al votar por Rodrigo Paz, una mayoría contundente eligió una reforma pro-mercado, pero desde una propuesta que se compromete con la responsabilidad social. Propuso alentar al sector privado y corregir el déficit que deja el gobierno del MAS, pero resguardando a los sectores vulnerables y a la frágil y pequeña clase media.
En las urnas del domingo 19 fue derrotada la derecha dura que expresa el ex vicepresidente y ex presidente Jorge Tuto Quiroga. Un conservadurismo con recetas económicas muy cercanas al libertarismo de Javier Milei.
El ganador desciende de ex presidentes centroizquierdistas. Su tío abuelo, Victor Paz Estenssoro, gobernó Bolivia en cuatro oportunidades, representando el nacionalismo centroizquierdista que aglutinaba el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), mientras que su padre, Jaime Paz Zamora, fue presidente por el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), que a pesar de que la dictadura Hugo Bánzer calificaba de “comunista”, estaba en la Internacional Socialista de la socialdemocracia y gobernó desde esa posición.

Rodrigo Paz nació en el exilio español de su padre y cuando, de regreso en Bolivia, se dedicó a la política, estuvo siempre situado en el centro centro, ese punto que suelen llamar irónicamente “el extremo centro”. Desde esa posición llegó a ser alcalde de Tarija, pero a la banca del Senado que ocupa la ganó desde una coalición de centro derecha: Comunidad Ciudadana.
Sin embargo, a la candidatura presidencial la obtuvo en el Partido Demócrata Cristiano (PDC), una fuerza política más centrista.
Los inmensos desafíos que le esperan en el gobierno y el probable salvajismo opositor que encuentre en Evo Morales y probablemente también en Tuto Quiroga, podrán empujarlo desde el centro en una u otra dirección. Pero una mayoría abrumadora de bolivianos en este proceso electoral a elegido el centro.
Así concluye, al menos por el momento, el izquierdismo sectario que lideró Evo Morales desde la presidencia y que atenuó, aunque con la economía descalabrada, el último presidente de estas dos décadas de hegemonía del MAS, Luis Arce.
Queda afuera de esta nueva etapa el conservadurismo ideológico con receta económica libertaria que postuló Quiroga y su alianza Libre. Posiblemente, le restaron votos las tribulaciones y derivas de Javier Milei, el presidente del país al que los bolivianos observan con atención.
Claramente, se quedaron sin festejo en la Casa Rosada, donde Milei esperaba una victoria de Quiroga. También se quedaron sin festejar Bolsonaro, sus hijos y la inmensa derecha dura de Brasil. Lo mismo le pasó a Donald Trump, en caso de que haya prestado atención a este proceso electoral en Bolivia.