A la hora de los agradecimientos por la victoria lograda en las urnas, Javier Milei no olvidó agradecer al presidente de los Estados Unidos y a su secretario del Tesoro. Ese agradecimiento tan especial del jefe de la Casa Rosada a las dos autoridades norteamericanas, no fue por los masivos salvatajes económicos que rescataron sucesivamente a la economía argentina de naufragios en la antesala de las elecciones. A esas gracias se la habían dado en reiteradas oportunidades Milei y su ministro de Economía cuando les caía desde el hemisferio norte el salvavidas que los rescataba cuando se estaban hundiendo. Este nuevo “muchas gracias” a Donald Trump y a Scott Bessent, dado al día siguiente de la victoria en la elección de medio término, sólo puede entenderse como lo que es: el agradecimiento por lo que ese masivo salvataje económico implicó en una votación que les venía complicadísima.
En otras palabras, el agradecimiento post elección de Milei a Trump corrobora que en la Casa Blanca y en el Departamento del Tesoro están quienes construyeron, con un océano de dólares y unas cuantas declaraciones quirúrgicamente calibradas, el resultado electoral del domingo 26 de octubre. Por cierto, también aportaron mucho las mediocridades de la oposición argentina. La “genial estratega política” (según la dirigencia kirchnerista) que baila en el balcón, hizo su aporte cometiendo otro error políticamente catastrófico: imponer como cabeza de lista a Jorge Taiana, un exponente del kirchnerismo rancio que, en la antesala de esta crucial elección, mostró la enormidad de su negligencia al decir que en Venezuela no hay dictadura sino “una democracia con fallas”.
Salvo con excepciones de poca visibilidad, como Alejandro Katz, tampoco los exponentes de Provincias Unidas supieron incorporar caras nuevas y nombres acompañados de prestigio para competir en este escenario político diferente. Y Kicillof diciendo a pocos días de la crucial elección que él está “orgulloso de la estatización de YPF” tal como la hizo, sumó su propia negligencia a esa “expo-mediocridad”.

No pudieron ganarle a un gobierno que, salvo haber apuntado la proa de la economía en dirección correcta, lo que no es poco, exhibió en este año y medio de gobierno tantos errores, tantas actitudes impresentables, tantos pronunciamientos repudiables, tantas derivas financieras y tantos escándalos de corrupción, además de colmar con hombres y mujeres oral e intelectualmente indigentes.
Si con todas sus opacidades La Libertad Avanza (LLA) pudo vencerlos como los venció, es porque la dirigencia opositora, empezando por la bailarina del balcón, debe más pronto que tarde admitirse como un obstáculo al asenso de figuras nuevas, prestigiosas, visiblemente inteligentes y visiblemente honradas.
Pero más allá de todo eso, lo que debe admitir la dirigencia oficialista es que ella no es la autora de la victoria, sino Donald Trump. Fue el jefe de la Casa Blanca el que se metió por la ventana del auto que llevaba quilómetros derrapando en la banquina, y quien pegó el volantazo que salvo la economía de un choque desastroso.

Dos cosas hizo el jefe de la Casa Blanca para evitar que Milei chocara su gobierno porque iba con la economía en llanta: la primera fue dejarle en claro a los argentinos que les daría un salvataje económico sin precedentes en la historia, y que él y su secretario del Tesoro se harían cargo de la conducción política y económica. Como si le hubiera dicho a Milei “bueno, te doy todo para salvar una vez más tu economía del naufragio, pero córrete del volante porque de aquí en mas manejo yo”.
+ MIRÁ MÁS: Un triunfo “colosal”
El otro acierto de Trump que fue determinante en la victoria de Milei, fue disparar una frase escalofriante y una advertencia aterradora a los argentinos: “Argentina está muriéndose” y “si Milei pierde la elección nosotros retiramos nuestro apoyo y nos vamos”.
En Argentina, el océano de de gente que tiene negocios, desde kioscos, maxi-kioscos y almacenes, hasta supermercados, tiendas grandes, medianas y pequeñas, fábricas medianas y pequeñas, empresas de servicios grandes, medianas y pequeñas etcétera, espera con angustia el “lunes negro” que sería el día después si Milei era arrasado en las urnas.
Ese océano de gente lleva meses angustiada. Cada tembladeral financiero cerraba miles de empresas, miles de negocios. Esa angustia se agigantó hace dos semanas, cuando la economía estaba a punto de estallar y el gobierno argentino no hacía nada que pudiese evitar el inminente colapso. Entonces Milei y Luis Caputo hicieron lo único que hacen desde hace tiempo: viajar a Washington a pedir salvatajes.
Esta vez no fue al FMI, sino a Trump. Y fue el magnate neoyorquino quien tomó la decisión que evitó que naufragara la economía argentina: dejar en claro que de ahora en más la economía argentina se manejará desde el Tesoro norteamericano y lanzó la frase milimétricamente calibrada para que funcione como una extorsión eficaz: argentinos sí no votan a Milei, olvídense de nosotros y de nuestro envío masivos de dólares.


