“Este año cae domingo, nos perdemos el feriado”. Este lamento dominó infinidad de conversaciones en el relativamente confortable mundo del empleo formal argentino ante la notificación de que este año el 1 de mayo caería un domingo. La inevitable rotación que impone el calendario privó a mucha gente de un día tradicionalmente consagrado al relax en Argentina, excepto en La Rioja y San Luis, cuyos gobiernos decretaron un feriado para este lunes 2 de mayo.
En esa Argentina regida por leyes laborales de hace medio siglo o más, completamente desvinculadas de la producción efectiva de bienes o de la prestación de cualquier servicio, las burocracias sindicales anticipan el festejo para que no ocurra en un día no laborable. Distraer a los asistentes a estos festejos de sus supuestas funciones habituales nunca pareció ser un problema para casi nadie.
En Córdoba todo marchaba según lo planeado, de acuerdo a esta consolidada tradición nacional, hasta la mañana del viernes 29 de abril, la fecha del festejo adelantado. El corte de la avenida Vélez Sarsfield desde la noche anterior para montar el escenario del acto principal de la CGT desató una melodía infrecuente. El hartazgo de la sociedad frente al flagelo de la apropiación de las principales calles céntricas por parte de agrupaciones políticas, sindicales y/o piqueteras inundó las pantallas. Esta vez, las quejas de los vecinos afectados por el corte coparon las redes y el prime time televisivo de Córdoba.
Lo llamativo es que el corte completo de una avenida tan importante del centro de la ciudad, por donde debe fluir buena del transporte público, para un festejo anticipado del llamado Día del Trabajador, es un ritual habitual. Desde hace años, e incluso décadas, se viene haciendo de esta misma forma. Históricamente fue así. Las críticas por los padecimientos infligidos no alcanzaban ni remotamente el volumen que tienen hoy. Es el creciente malestar de amplios sectores de la sociedad interesados en ganarse el sustento en base a su esfuerzo y cansados de la prepotencia que suponen los cortes de calles. Trabajadores frustrados porque se les impide, obstaculiza o prolonga, justamente, el trabajo.
Con el antecedente de la bronca expresada estos días, es esperable que el año que viene los funcionarios municipales encargados de autorizar el corte completo de una avenida como la Vélez Sarsfield analicen más en profundidad el asunto. O que recomienden a los actores interesados en congregar gente para esta evocación que lo hagan en otro lugar o en un horario que no afecte tanto los derechos de otros trabajadores.