Debatir la política que pretende imponer la nueva administración municipal de Córdoba en controles de tránsito no significa alentar que los conductores circulen en estado de ebriedad, como falazmente argumentan algunos promotores de la alcoholemia cero.
Bajar la tasa de accidentes es una meta compartida. El debate debería ser si la alcoholemia cero es un medio eficaz para lograr ese objetivo. Y no hay pruebas en ese sentido.
Al contrario, los países más avanzados en materia de seguridad vial (entre ellos Canadá, Francia, Alemania o Suiza) no necesitaron apelar a la persecución de quienes acompañan las comidas con una copita de vino.
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La alcoholemia cero parece ser una ocurrencia de dirigentes de sociedades con enormes problemas irresueltos que buscan mostrarse activos. Una extravagancia sin relación con el objetivo declamado.
De hecho, los mayores expertos en la materia niegan que sea mayor la participación en los choques de quienes respetan el límite actual (bastante más estricto que el que rige en la Unión Europea).
"No vemos accidentes de tránsito por el rango que va de cero a 0,4”, precisó Daniel Gómez, jefe de toxicología del Hospital de Urgencias. "Los pacientes accidentados que bebieron alcohol siempre tienen arriba de un gramo de alcohol en sangre", detalló en Telenoche la doctora Andrea Vilkelis, profesional del mismo hospital municipal.
Es decir, los especialistas niegan que haya un problema puntual con los conductores a los que la alcoholemia cero pone como blanco.
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Los controles regulares son imprescindibles. Es necesario impedir que haya gente manejando con 0,9 o 1,5 de alcohol en sangre, la gente que representa un verdadero peligro para el tránsito, conductores irresponsables a quienes se debería castigar con severas multas y el retiro de la licencia.
Pero perseguir a quienes beben con moderación y manejan con los niveles de alcohol aceptados por los países desarrollados es un atropello innecesario de un Estado que se ensaña con los ciudadanos responsables y esquiva enfrentar los problemas reales.
Y, además, quizás no por causalidad, amplía sus opciones recaudatorias.