Prueba superada. Con dos feriados por delante por el 9 de julio, hoy miércoles 8 es el último día formal de clases de esta extraña etapa. Virtuales, a distancia, con la modalidad que a cada uno le tocó.
El regreso es incierto. Las escuelas, los docentes y las autoridades se preparan para volver en agosto pero sólo la curva de casos, contagios y muertes definirá la modalidad educativa en lo que queda de 2020.
La medición de resultados de esta primera etapa es muy dispar. Por eso ningún ministro de Educación se anima a explicar en detalle cómo será el proceso para nivelar, y hacia dónde irá el aprendizaje de los chicos.
Sólo hay una certeza: “Las aulas serán distintas a las de marzo”, según lo dijo el propio ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta.
En este contexto toma relevancia una encuesta que realizó la Defensoría de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes de Córdoba orientada a la realidad de los adolescentes. Muchos de ellos transitando el último año del secundario y planificando su futuro.
Este estudio viene a completar la primera etapa de investigación donde los adultos confirmaban lo que hasta ese momento era una percepción: “La mitad de los adolescentes cordobeses siente angustia en la cuarentena”.
Ahora, la mirada está puesta en ellos. El objetivo: diseñar estrategias y herramientas para contener a los niños y adolescentes cuando el aislamiento termine y deban volver a la nueva normalidad, a la escuela, al estudio, a la presencialidad.
La encuesta fue formulada a un total de 1.415 casos dentro de la provincia de Córdoba, de manera online y entre el 13 y el 26 de mayo pasado.
El primer resultado explica el contexto en el que los adolescentes han pasado su cuarentena. El 68 por ciento de los encuestados convivió con ambos padres. El resto sólo con uno de ellos. De ese universo, el 87 por ciento lo hizo con su mamá.
Las tareas de la escuela. Según este relevamiento, el 79 por ciento afirma que tiene quien los ayude en las tareas escolares. Mientras que el 17 por ciento dice que no. El número de quienes reciben ayuda aumenta si viven con ambos padres.
En cuanto al conocimiento sobre la pandemia y lo que está pasando a nivel mundial con el coronavirus, el 43 por ciento manifestó que le gustaría que le expliquen más mientras que el 19 por ciento se mostró indiferente.
La soledad. El 26 por ciento de los adolescentes encuestados dijo que se sienten solos y casi un 14 por ciento que no pueden identificar lo que sienten.
La soledad y la angustia por estar solos es más alto en mujeres que varones.
El grupo que más porcentaje registró en este punto es el comprendido entre los 16 y los 18 años.
La pregunta era de múltiples respuestas y las opciones angustia, depresión y miedo apareció con altos porcentajes en aquellos que manifestaron sentirse solos.
El alcohol, un consumo social
Según los adolescentes encuestados, la mitad afirmó que antes de la cuarentena consumía una o dos veces por semana. Ese porcentaje se redujo al 23 por ciento durante el aislamiento.
¿Con quién se consume alcohol? Antes de la cuarentena, el consumo de alcohol se hacía con amigos, un 55 por ciento de los encuestados. Sin embargo, en cuarentena ese porcentaje se redujo drásticamente a un 6 por ciento.
Por el contrario, los adolescentes que consumían sólos o con sus padres era de un 11 por ciento y aumentó a 22 por ciento durante la cuarentena.
Una vez más, estos porcentajes aumentan en la franja de los adolescentes que se sienten solos. Son más propensos a consumir alcohol.
WhatsApp, el elegido
Es la forma más común de comunicación entre amigos y grupos de amigos. Le siguen las videollamadas e Instagram.
Las familias y sus relaciones
En un 47 por ciento, los adolescentes dijeron vivir en ambientes tranquilos. Incluso, el 35 por ciento afirma que se fortalecieron los lazos familiares.
Sin embargo, en un 26 por ciento se hicieron presentes las opciones referidas a los gritos y la hostilidad. Un dato que nuevamente aumenta en el caso de los adolescentes que se sienten solos.
El regreso a clases puede significar un espacio fundamental de contención para mucho chicos y adolescentes. Es la misma razón por la que resulta fundamental utilizar estos datos para construir herramientas efectivas para la reconexión de los vínculos debilitados por la cuarentena.
Por ahora a disfrutar de estas vacaciones de invierno. Sin paseos, sin salidas, sin cine, sin escapaditas de fin de semana, sin abuelos y sin valijas. Como cada uno pueda y elija. Y ojalá volvamos a encontrarnos en agosto de manera presencial en el aula, en la escuela y en la vida.