Más de uno estará pensando en los esquistos del Camino del Cuadrado. Esas rocas que se parten con facilidad y terminan en la ruta asfaltada, amenazantes para cualquier automovilista que transita admirando de la belleza panorámica.
Como ese, hay varios tramos de camino y rutas que pueden provocar más de un sabor amargo cuando viajamos por la geografía cordobesa.
El agua, después de una lluvia normal, que peligrosa se acumula en la bellísima traza de la ruta 5, sin que ninguna señalización lo advierta, en el tramo que va del dique Los Molinos a Embalse, pasando por Villa General Belgrano, Santa Rosa de la Calamuchita, Rumipal y Villa del Dique.
Siguiendo por el penoso estado por falta total de mantenimiento del camino que sube al Cerro Lindero, partiendo desde Villa Yacanto, haciendo imposible transitarlo en casi cualquier vehículo, únicamente apto para camionetas 4x4.
El Gobierno de Córdoba le pagó fortunas a la empresa Britos para acondicionar esta traza, que una década atrás era un orgullo de los caminos de montaña para poder acceder hasta un punto panorámico sin igual a casi 3 mil metros de altura.
Desde allí la vista se extiende hacia todo el valle de Traslasierra: San Javier, el dique La Viña, Mina Clavero, más lejos los llanos de La Rioja. Hacia el extremo opuesto, los diques de Embalse, con la central nuclear, Los Molinos y el San Roque.
En materia de mantenimiento de la red caminera, Vialidad Provincial pareciera moverse aún más lento que el famoso burrito cordobés. Podría imitar la velocidad vertiginosa con que Lotería de Córdoba construye en tiempo récord un hotel en Miramar con todos los lujos; tan costosos como innecesarios.
Eso sí: tenemos Policía Caminera que sorprende a los turistas con multas del primer mundo. A cambio, los recibimos con rutas poceadas y caminos en mal estado.
Sino, vean el estado de la ruta que une a Santa Rosa de Calamuchita con Villa Yacanto, con un muestrario completo de baches y banquinas inexistentes, cuya repavimentación ya lleva un lustro sin poder terminarse. Cansados de la inacción, los vecinos tapaban los pozos arrojando carretilladas de tierra.
Sería largo el inventario de caminos destruídos por la falta de mantenimiento y las lluvias de verano. Terminamos con el que une Atos Pampa con Villa Yacanto, bellísimo camino de sierra que pasa por el puente Blanco, una especie de playa Bristol de Calamuchita con el agua transparente del río Santa Rosa. Aquí la responsabilidad del Consorcio Caminero de La Cumbrecita, que, con suerte, sólo le destina unas pocas horas de máquina una vez al año.
Si aún así ustedes se aventuran a viajar por estos parajes de ensueño que Córdoba le ofrece al visitante, no dejen de hacer una parada gastronómica sencilla, con excelente atención, buenas pastas y empanadas. Mis preferidos son los tallarines a la putanesca y el ojo de bife. El lugar se llama La Vaquita y queda en Santa Mónica, a la orilla de la ruta que va a Villa Yacanto. Federico, el sommelier, les recomendará buen vino. Eso sí: que maneje el conductor/a designado.