Juan Schiaretti lanzó su campaña para la reelección en su discurso de apertura de sesiones del 1º de febrero en la Legislatura y Ramón Mestre lo emuló en su alocución de este 1º de marzo en el Concejo y eligió plantarse más como precandidato a gobernador que como intendente.
La lógica argumental fue más o menos similar. Una descripción bondadosa y optimista del distrito que gobiernan, todo el énfasis en los logros y alusiones más que tangenciales a la larga lista de problemas y falencias que deben encarar.
El intendente avisó a todos esta mañana bien temprano que quiere ser candidato a gobernador.
No es nuevo. El gobernante siempre contará una realidad que no necesariamente es la que ve el ciudadano.
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Mestre contó su ciudad. Cada vecino tendrá para evaluar cuál es la ciudad en la que vive.
El intendente avisó a todos esta mañana bien temprano que quiere ser candidato a gobernador, tenga o no el respaldo de Cambiemos y de Mauricio Macri. Por eso, como Macri desconfía de él, escogió el camino de elogiarlo y usar las consignas de “cambio”.
Y como Schiaretti, con quien siempre se llevó muy bien, es el posible rival, optó por dispararle los mayores dardos. Lo acusó de tener impuestos caros, de ocuparse del narcotráfico y de la seguridad y no repartir los fondos de manera correcta con los municipios.
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En tono de campaña, Mestre desafió que si la Provincia le coparticipa el dinero que reclamo, él bajará tasas e impuestos. Cualquier similitud con la promesa con la que se lanzó José Manuel de la Sota en 1998 para enfrentar a Ramón Mestre padre puede llegar a tener más de una coincidencia.
Y así, con un gobernador y un intendente lanzados prematuramente en campaña para una elección que será dentro de un año y pico, el año parlamentario está abierto en Córdoba.