Llegaron puntuales a las 20.
Schiaretti, unos segundos antes, le ocupó el lugar privilegiado de la puerta en el 69 de Arturo M. Bas.
A la pareja presidencial, unos veinte metros atrás, no le quedo otra que caminar entre cámaras, micrófonos, gente amiga y un simpatizante kirchnerista que disimulaba sacándose una selfie con el gobernador. Enseguida lo tuvo de frente a Macri y mostró sus verdaderas intenciones.
“Hiciste mierda al país Macri. Hijo de mil puta”, le gritó y se marchó acatando el consejo de la (in)seguridad presidencial.
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Macri, Schiaretti y Juliana subieron al reservado del primer piso que balconea sobre el diminuto salón de cuatro metros de ancho y no más de 30 cubiertos.
A modo de picadita probaron unos ricos salames de Caroya y les sirvieron unas copas del Tinto de Montaña, el vino que la Bodega Zuccardi elaboró especialmente para Javier Rodríguez, el chef propietor de El Papagayo, a quién le gusta definirse como uno más del equipo que trabaja en el restaurante.
Otro dato curioso. La persona que llamó para hacer la reserva de la cena en ningún momento dijo que era para el presidente de la Nación. Mencionaron que querían una mesa a nombre de INVAP, la prestigiosa empresa mixta propiedad del Estado nacional y de la provincia de Río Negro que es la responsable de la fabricación de los satélites argentinos.
En esa reserva estaban incluidas otras cuatro personas. Algunos miembros de seguridad y el médico de presidencial, que cenaron en planta baja.
Ya más cerca de las 20 sí precisaron que vendría Macri, Juliana y Schiaretti.
También fue llamativo que no pidieran cerrar el restaurante para darle privacidad absoluta a la cena. De hecho, en El Papagayo hubo un par de mesas ocupadas cuando se retiraron Macri & Cía. Es más, Schiaretti reconoció y saludó a una de esas personas que estaban en la planta baja.
Párrafo aparte para el gobernador que se ocupó de saludar uno por uno a todos los integrantes de la cocina y del salón.
También es cierto que el personal de El Papagayo les sugirió al resto de clientes que habían reservado la cena del miércoles a partir de las 21 que vinieran media hora más tarde, porque ese sí fue un especial pedido de la seguridad del presidente apenas ingresaron Macri y Juliana.
Cuando la seguridad advirtió que vendrían clientes habituales a cenar, pidieron conocer la identidad de esas personas.
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Cuando Telenoche empezó a transmitir en vivo desde el restaurante, la gente que lo veía por televisión y posiblemente algún que otro cholulo empezaron a llamar al restaurante para pedir mesa, y a todos les respondieron que solo era posible recién después de las 22 cuando ya se hubieran marchado Macri & Cía.
La televisación tiene esas cosas. Hay vecinos de El Papagayo que no sabían que ese lugar existe allí desde hace cuatro años, y ahora que lo vieron en la “tele” empezaron a reservar porque allí estuvo Macri, Awada y Schiaretti.
Por cierto que el personal de seguridad presidencial se quejó por la distancia que debieron recorrer Macri y Juliana para ingresar al restaurante, a raíz de que el auto que llevó a Schiaretti estaba estacionado justo al frente del local.
¿Qué comieron los ilustres visitantes? Un plato “tranqui”. Carne madurada con un acompañamiento de zanahorias baby. Es decir que ninguno pidió el menú de cena por pasos tan típico de ese lugar que cuesta 1.300 pesos (8 pasos), 1.700 pesos (11 pasos) y si incluye trufa negra 1.750 pesos.
¿Quién pagó la cuenta? Contra lo que yo creía, la cuenta fue a nombre de Presidencia de la Nación. No fue “invitación de la casa”.