El año todavía transita sus primeros meses y sin embargo, ya tenemos la sensación de todo ha comenzado. Sin embargo, todavía hay personas que no saben qué hacer con sus vidas y se la pasan divagando entre una idea y otra. La consecuencia: no concretan ningún proyecto ni logran el más mínimo cambio.
Es importante primero, ser sinceros con nosotros mismos y preguntarnos qué queremos hacer, qué nos atrapa y nos sale mejor y preguntarnos qué estamos haciendo que nos está quitando el disfrute. No se trata de sumar actividades y llenar espacios, horas; la idea es acercarnos lo máximo posible, al borde de nuestro bienestar físico y emocional.
Como psicóloga, siempre recomiendo hacer un listado de objetivos personales para el año; tenerlos cerca para leerlos diariamente como si fueran decretos y visualizarse haciendo esa actividad.
Debemos aprender a confiar en uno mismo, y dejar los miedos a un lado. Comenzar una nueva actividad, trabajo o estudio es un desafío y como tal debemos poner toda nuestra constancia, tolerancia y ser positivos en el proceso.
El camino para concretar los sueños a veces, no es sencillo. Las piedras con la que tropezamos siempre están para aprender y enriquecernos de la experiencia. Si no te pones en movimiento, todo será igual en tu vida.
Si lo que buscas un cambio, debes ir por caminos distintos, hacer cosas diferentes y sobre todo, creer en vos mismo. Aprender a valorarte y saber darte tu lugar, es el comienzo.
Un punto importante es trabajar la frustración. Si al comienzo, no ves inmediatamente los cambios, hay que ser tolerante y paciente con vos mismo, hablate con amor y respeto, que tu dialogo interno no sea tóxico ni dañino. La clave es alentarse: si hoy no salen las cosas como las pensaste y vos hiciste lo mejor que pudiste con el conocimiento que tenías en ese momento, la próxima será mejor.
La vida no te exige tantas cosas como la obligación de ser feliz, desata ese sueño que tienes, anímate a ponerlo en palabras y comenzar el proceso de su realización. El movimiento ya es un gran paso.
Alimentá sanamente la autoestima, aprende a descubrir tus fortalezas y debilidades, aprende a decir no a tiempo y no te exijas hacer cosas que ya no encajan con vos.
Una buena manera de saber si vas por el camino correcto es preguntarte cada noche: ¿que hice por mí hoy?
*Fabiola Saal. Licenciada y profesora de Psicología. Escritora.