El Diego es siempre impredecible. Cada paso que da, cada frase, cada gesto causa una revolución. Su vuelta al fútbol argentino significaba un desafío para todos. Hinchas, clubes y dirigentes tendrían la posibilidad de disfrutar de cerca una vez más a uno de los mejores futbolistas de toda la historia.
En el medio de tanto revuelo asomaba un protagonista impensado: Gimnasia La Plata. Malos manejos dirigenciales y malos resultados deportivos lo empujaron a vivir uno de los momentos más complicados de su historia y pelear para mantener la categoría.
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Para muchos, la llegada de Maradona significaba la tan ansiada salvación. Para otros, la tan temida condena. Unos creían que su arribo iba a generar un golpe anímico para lograr la necesaria levantada futbolística. Otros pensaban que tanto revuelo los iba a marear de su objetivo.
Yo pertenezco al segundo grupo y tres días antes de que asuma lo escribí en esta nota de ElDoce.tv que titulé: "Un circo que puede salir mal".
Su llegada la disfrutaron los hinchas de todos los clubes del fútbol argentino. Hubo homenajes, ofrendas y tributos en cada cancha que pisó. Banderas, estatuas, plaquetas y hasta tronos se hicieron presentes en cada estadio que recibió al DT.
Pero en Gimnasia sólo duró 72 días. Apenas dos meses y un puñado de partidos. Maradona se fue por los malditos "códigos" del fútbol y una lealtad a un dirigente difícil de explicar a los hinchas. Nueve días antes había dicho que se quedaba a vivir en el club. Pero, una vez más, el Diez quedó envuelto en su incoherencia.
La fría estadística dirá que ganó tres partidos y perdió cinco. Apenas cosechó nueve de 24 puntos posibles y consiguió un 37 por ciento de efectividad. Pero lo cierto es que el equipo nunca salió del barro que Maradona prometió sacar al Lobo: el último lugar de los promedios.
Pero de cada crisis siempre hay cosas positivas para rescatar. En estos dos meses a Gimnasia le quedaron cinco mil nuevos socios y muchos auspiciantes. El tiempo dirá si solo son gaviotas de verano o si el club podrá retener tanto apoyo.
Ya sin Maradona en Gimnasia, las cámaras y los flashes se irán de La Plata y seguirán al Diego hasta su nuevo destino. Para algunos, fueron dos meses inolvidables; para otros, se perdió un tiempo muy valioso.
Yo sigo creyendo lo mismo y, solo 72 días después, puedo decir que finalmente el circo salió mal. Solo espero que el club pueda recuperarse y que las luces no hayan mareado al Lobo.