El próximo lunes, sólo un puñado de los miles de agentes enfrentarán un juicio en el que estaría citado el ex gobernador José Manuel de la Sota entre los 60 testigos. ¿Está pedida su citación o estaría citado?. Hay diferencia. No creo que se animen a exponerlo.
¡¿Cuándo se termina el 2013?!
Era la pregunta que todos nos hacíamos y no era para menos: aquel 2013, tal vez haciendo honor a la tradición del número de la mala suerte, había sido un catálogo de situaciones críticas que no daban respiro a los periodistas y obviamente a las autoridades políticas y judiciales de la Provincia: el caso del Rubio del Pasaje que no se resolvía, el “Narcoescándalo” que parecía dejar en estado de desolación la estructura policial y la muerte del Oficial Principal, Juan Alós, que sembraba dudas y sospechas en todas direcciones. Si tenemos en cuenta que todo ocurría en medio de un año electoral, parecía ser la maldición perfecta.
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La Ministra “académica”
Cuando el año ya parecía terminar, prometiendo un respiro a tantas situaciones de tensión, el cambio en el Ministerio de Seguridad de la Provincia, marcaba claramente un cambio de época: la salida del controvertido pero influyente Alejo Paredes, y su relevo por parte de una supuesta “académica”, Alejandra Monteoliva. Aún recuerdo, como si fuera hoy, cómo le temblaban las manos cuando cronicaba su puesta en funciones. Algo que no sólo yo ví. Porque el lugar, como es natural, estaba repleto de policías...
Los confrontativos con aparato nuevo
La inercia de los hechos y el cambio de “Era” en la estructura policial, habían generado que una parte de la fuerza, históricamente confrontativa, entrara en estado de conspiración permanente. Me refiero a los “patrulleros”, los móviles policiales, los nietos del viejo Comando Radioeléctrico, que unido a la Guardia de Infantería, siempre se consideraron “LA” policía. Esto, sumado al acceso a un “aparato mágico” de su momento, -el equipo de radiocomunicación,- y un artilugio poco conocido fuera de la esfera policial, -la frecuencia alternativa,- les permitía “hablar tranquilos”. Para que usted me entienda: los policías disponen desde hace años -y aún lo tienen- su propio “Whatsapp oral”, seguro y gratuito. Y desde allí se podía bajar “línea” y conspirar con total tranquilidad.
Tiene 4 patas, un hocico, cola y ladra, ¿qué es?
Los bajos salarios, y las condiciones de precariedad laboral que padecían los policías en Córdoba habían hecho eclosión en la gestión de Paredes. Pero lo que desencadenó la metástasis institucional fue la decisión de ampliar el número de agentes de los 12 mil históricos a los casi 23 mil actuales, con casi el mismo presupuesto. En ese contexto, la protesta de mujeres de los policías (de baja jerarquía, los “Juanes” en la jerga), con oportunos y coincidentes “cortes” en la puerta de las bases de los patrulleros y de la Guardia de Infantería, eran el pretexto y preanuncio claro, clarísimo, de lo que se venía. Así como cuando es “viernes y el cuerpo lo sabe”, había olor a crisis y la policía conspirativa lo sabía,… pero esto no figuraba en ningún manual de la flamante Ministra que no logró ver que era perro y pronto, muy pronto, mordería.
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La noche más oscura
Diciembre 3; 18:00 PM. La decisión estaba tomada: TODOS AL PARO. Sólo faltaba comunicárselo a los “cuerpos orgánicos”. La frecuencia alternativa y los whatsapp de los policías, hervían. En menos de una hora todos estaban notificados. Los “combativos” se concentraron en el CAP V, uniformados. Los "contemplativos”, oportunamente, se enfermaban o se "indisponían" y sacaban carpeta médica. Lo cierto es que en menos de una hora casi nadie estaba trabajando. La Policía de la Provincia de Córdoba, como una remembranza del “Navarrazo” de los '70 tomó el poder, sólo que esta vez con inacción. Y su ausencia en las calles generó un caótico escenario de desprotección que muy pronto se transfromaron en un escenario de guerra, PONIÉNDONOS A TODOS DE RODILLAS.
Berni y el ”número equivocado”
Diciembre 3, 21;30 PM. Según trascendió, días después en la prensa, la Provincia intentó pedir “ayuda” a la Nación. En el Tribunal Superior de Justicia, sonó el teléfono: era de la privada de la “Ministra” solicitando el número del Ministerio de Seguridad de la Nación. Así de genérico. Así de impreciso. Interpretando el sentido del pedido, se consultó si necesitaban el número de Sergio Berni, el Secretario de Seguridad “Sí, ése”. Se les proveyó el número más necesitado. Momentos después, con otro llamado intentaban confirmar si era el correcto. Porque se habían intentado comunicar y Berni, el bombero más incendiario de la historia universal, les había cortado dos veces.
¿El poder judicial en la calle?
La Provincia estaba acéfala a merced del (no) accionar de los azules. El ministerio de Seguridad estaba en pánico y absolutamente desbordado; y el gobernador De la Sota de viaje, regresando de Brasil. Años después nos enteramos de una anécdota que pinta de cuerpo entero al Presidente del Tribunal Superior de Justicia de ese momento, el Dr. Carlos García Allocco: como un monje dispuesto a predicar su palabra hasta el fin, decidió salir a las calles mientras todos lo veían por tv. La Fiscal General de la Provincia y actual Vocal del TSJ, María Marta Cáceres de Bollati, sin titubear, se sumó a la partida. Y comenzaron una recorrida durante toda la madrugada por las Unidades Judiciales de la ciudad. Sin ley de acefalía, con más impulso que razón, las máximas autoridades presentes en la provincia y en medio del Armagedón cordobés, en medio del “Azulazo”, se dedicaron a predicar, que el Estado Provincial aún estaba de pie, ante la mirada asombrada de sus fieles que sólo habían atinado a encerrarse.
De rodillas
Mas allá del reclamo salarial, seguramente justo, la sociedad cordobesa nunca perdonó lo ocurrido hace cinco años. Por eso, a partir de mañana lunes sólo 58 (menos dos) uniformados de los miles que participaron de aquellos hechos, acusados de desobediencia a la autoridad, daño, instigación al delito, aplicación indebida de caudales públicos, incumplimiento de los deberes de funcionarios públicos y otros delitos menores (para que usted me entienda, nadie terminará preso) deberán comparecer para rendir(nos) cuenta por habernos puesto, a todos, de rodillas. Y hacerles saber que fueron responsables de los más de 200 heridos y los más de 2000 comercios arrasados entre otros muchos padecimientos. En el debate oral y publico se dilucidará su responsabilidad legal pero, si dudas, también su responsabilidad social e histórica.