El día que entré al canal no lo olvido más. Uno nunca puede olvidarse de un 13 y menos si va acompañado de un cambio de trabajo. Sumado a que, creer o reventar, el 13 en numerología es “transformación”. Así que una década atrás uno venía con una mochila de entusiasmo tan grande como la mochila de nervios.
El verano fue intenso: cubrir festivales y la temporada de Villa Carlos Paz. Se dormía poco, se trabaja mucho y se aprendía todos los días.
Pero la fecha más relevante de ese primer trimestre como “la nueva” de espectáculos llegó el 28 de febrero de 2007. Ricky Martin tenía prevista una presentación en Córdoba y Julieta Daniele, productora de Telenoche, estaba atrás de un imposible: conseguir un mano a mano con el cantante.
Después de varias averiguaciones, nos enteramos que el boricua tenía exclusividad con Canal 13 y, como pasaba antes por Córdoba que por Buenos Aires, ella logró convencer a la producción del show que la hiciera acá y que después esa nota la mandaríamos al canal de Buenos Aires. Aún no entiendo bien cómo ganamos esa pulseada pero seguramente fue el talento de Jul para convencer a las personas lo que consiguió el milagro.
Y allá fuimos junto al camarógrafo Mariano Simes al Aeropuerto Ambrosio Taravella en busca de Ricky Martin. Mucho tiempo después me di cuenta de lo que habíamos conseguido… Ahora viene más seguido pero no brinda entrevistas a solas con nadie.
Cuando llegamos nos dieron varias indicaciones: “la nota va a ser de 3 minutos” (¡sí, 3!), “nada de primeros planos” (recuerdo que tenía un grano importante en la frente y un cutis en general bastante feo) y la tercera pauta fue “abre la puerta de la van y la hacés ahí, no va a pasar por el VIP”.
Mis nervios se incrementaban a medida que yo veía acercarse una van celeste hacia donde estábamos nosotros; pensaba en cómo poder aprovechar esos tres minutos, que humor tendría, si hacer hincapié en aspectos personales o artísticos, en fin…
Cuando se abrió la puerta me dio un beso y todo fluyó. Sonará cursi, pero el tipo me transmitió “paz”, se me fueron los nervios y cuando pensaba que aún tenía tiempo para una pregunta más una asistente me empezó a tocar la espalada haciendo círculos con su dedo. Estaba claro el mensaje: “redondeá”. Habían llegado los 3 minutos.
Regresamos eufóricos al canal, Luchi Ybáñez preguntó que tal nos había ido y Julieta dijo con énfasis: “hacemos clip de apertura”.
Al otro día, las radios estallaron con la noticia de que Ricky Martin había perdido el celular en el aeropuerto de Córdoba o en la van. Y las miradas en el canal apuntaron hacia mí. Con cierta jocosidad sospechaban que yo me podría haber quedado con el startac del muchacho.
Lamentablemente no me llevé nada de Ricky, más que esta nota que ahora comparto con ustedes. Y por supuesto me llevé la felicidad de haber conocido a un artista que, diez años después, sigue más vigente que nunca.