Los jardines y las escuelas primarias reabrirán sus puertas. La educación presencial, tan anhelada por una significativa mayoría social, será de nuevo parte de la realidad cotidiana de miles de familias. Los comercios "no esenciales" podrán abrir sin temor a una sanción.
Todos podrán trabajar hasta una hora más tarde. Reuniones familiares con permiso, sólo de día y con un tope de 8 personas. Gimnasios, clubes y canchitas de fútbol, básquet o pádel volverán a poblarse de gente ansiosa por mejorar su salud haciendo algún tipo de actividad física. A grandes rasgos, esas serán las principales novedades en Córdoba en la semana siguiente a la del último confinamiento duro. Una versión bastante flexibilizada de la cuarentena dura que impulsan el Gobierno Nacional y muchos aliados, como los sindicatos docentes que, pese que tienen a la enorme mayoría de sus afiliados ya vacunados, militan un extemporáneo "quedate en casa" para alumnas y alumnos de todos los niveles.
El Gobierno provincial diseñó esta delicada fórmula que intenta conciliar intereses y objetivos contradictorios. Emprendimientos comerciales al borde del nocaut, cuentapropistas empujados al cada vez más masivo universo de la pobreza y contagios récord, que ponen al sistema sanitario cerca de colmar su capacidad. Este domingo, la provincia anunció un nivel de ocupación de camas críticas para adultos con Covid-19 del 71%, récord en lo que va de este 2021.
+ MIRÁ MÁS: Restricciones: qué se puede hacer y qué no a partir de este lunes
Los municipios dieron su visto bueno y se comprometieron a controlar el cumplimiento de las restricciones que se mantendrán, que siguen siendo considerables. Por citar algunas: los secundarios en las grandes ciudades quedarán en la virtualidad y para circular, sobre todo de noche, seguirá siendo necesario presentar un certificado que convenza a los policías y agentes municipales que controlan el paso en calles y rutas.
Así será cómo Córdoba buscará sobrevivir mientras gana tiempo hasta que llegue la solución de fondo, que no es otra que la muy demorada vacunación. Las poco más de 15 millones de dosis que ya se distribuyeron en la Argentina hasta el día de hoy, a punto de entrar en el mes de junio (no todas inoculadas aún), son bastante menos que las 20 millones que, según varios anuncios triunfales del presidente Alberto Fernández, se iban aplicar antes de que terminara el mes de febrero.
Las vacunas, que ahora sí llegan en buenas cantidades, impactan en los indicadores epidemiológicos con varias semanas de delay. Así lo muestran las experiencias de los países que vacunaron antes y mejor que la Argentina. Una extensa lista que no sólo incluye a los que cuentan con las economías más desarrolladas, sino también a vecinos como Chile, Uruguay y Brasil, tal como se detalló en esta columna la semana pasada.
Por lo tanto, aún quedan algunos meses antes de que la Argentina pueda transitar la etapa pospandemia que en otras latitudes ya comienzan a disfrutar. Mientras tanto, será imposible cerrar el debate político que gira en torno a las demoras para conseguir las vacunas (y el misterioso desacuerdo con el laboratorio Pfizer) y el sobrecosto que esta negligencia tiene sobre la castigada economía de nuestro país.