Con el diccionario en la mano no hay dudas: es una mentira, algo que no es verdad, podría agregarse el término “piadosa” para atenuar el sentido y convertirla en una acción que tiene como finalidad evitar un disgusto, pero lo más justo sería buscar otra definición porque lo que hicieron en Canadá no fue una mentira.
Evan, un nene de siete años que padece un cáncer terminal, ama las navidades. Entonces, la familia decidió “armar” un evento en Facebook invitando a los vecinos a adelantar la Navidad para que él pudiera vivir la que posiblemente sea la última de su vida. Todos se sumaron y decoraron las calles del pueblo con luces y adornos navideños como si fuera 24 de diciembre.
Alcanza con mirar el video de Evan para advertir que la sonrisa no le entra en la cara porque esa “mentira” es todo lo que quiere y necesita. Conmueve la “actuación” de la gente para ponerlo contento, todos fueron, por un rato, Roberto Benigni encarnando a Guido en “La vida es bella”, ese padre que le dibuja a su hijo una realidad paralela en el medio de la guerra para protegerlo de las atrocidades del régimen nazi.
La madre de Evan dijo que todo fue una locura y la gente había ido más allá de lo que ella podía imaginar. Bueno sería que estas noticias se repitan para multiplicar “locuras” como estas que generan una sonrisa y llenan el alma.
Eso no es mentir, es pensar en los demás, es una muestra cabal de solidaridad y compromiso, es sentirse feliz en -y con- la felicidad del otro, porque con eso solo alcanza. Muchas personas viven cotidianamente situaciones similares, aunque quizás no lo noten y conviven con cierto remordimiento hasta que advierten que es mejor vivir ilusionado que preocupado. Ahí está: eso no es mentir, es ilusionar. En el mejor de los sentidos, el de la vida.
Por si no lo viste, acá está el video: