Las carpas montadas en distintos puntos de Córdoba para hacer los hisopados se vieron desbordadas de gente de un día para el otro. El público se multiplica exponencialmente. Y en la misma proporción crece la cantidad de “positivos”. La enorme mayoría, gente con síntomas leves o, directamente, asintomática.
Los expertos confirman que la tantas veces anunciada tercera ola, esta vez sí, está entre nosotros. Grandes titulares presentan a Córdoba como capital de la variante Ómicron. Las autoridades de Salud provinciales dan entrevistas televisivas con el barbijo puesto, aunque son por zoom y no hay nadie a su alrededor.
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¿Tiene sentido tanta preocupación? ¿Es lógica esta alarma que mueve a los gobiernos a adoptar ciertas restricciones (casi nada, comparadas con las ridículas prohibiciones de la etapa inicial de la opresiva cuarentena de 2020)? ¿Hasta qué punto son necesarios los aislamientos de 12 días en gente considerada contacto estrecho que no tiene síntomas y con hisopados negativos? Otra vez parece haber un desfase entre los riesgos concretos que presenta el Covid-19 y el terror que se instala en buena parte de la sociedad.
En función de los datos epidemiológicos disponibles hoy, un profesor de un prestigioso centro de estudios norteamericano pidió que se reduzcan los hisopados en pacientes vacunados de bajo riesgo. El académico habló de “pandemia de la locura”, aludiendo al clima de histeria colectiva que predomina desde hace ya casi dos años y que tantos gobiernos e influyentes de distintos ámbitos parecen disfrutar.
Los datos alentadores son muchísimos. Las internaciones y los decesos son proporcionalmente mínimos. Las vacunas han cumplido el objetivo que se les había fijado. Además, la relación de casos detectados en Córdoba está en línea con la mayor cantidad de testeos que se hacen en la provincia. No es que acá haya más contagios, lo que hay son más hisopados.
Para descomprimir la demanda, en las próximas horas anunciarán más opciones para hacerse los testeos en la ciudad de Córdoba. Y nuevas extensiones horarias. Un paso necesario para morigerar el mayor riesgo sanitario de estos días, el que representan esas larguísimas colas de gente, en su enorme mayoría sana, cocinándose bajo el implacable sol de estos días tórridos. Un remedio para enfrentar la irracional fiebre por testearse.