En 2007 entrevistaba a "La Coca" Sarli. Fue la primera y única vez que la vi. Era por entonces una mujer de 78 años que caminaba con dificultad. Sus películas ya se habían convertido en obras de culto. Y ella venía invitada por el Festival de Cine de Cosquín.
Tenía enfrente mío a un ícono erótico del cine, musa de Armando Bó o también no sería incorrecto decir su "inventor". Ella no era buena actriz. Pero eso a nadie le importaba. Los guiones eran de malos a pésimos pero tampoco importaba.
El público consumía estas historias al mismo ritmo que el director las realizaba. Llegó a hacer más de un film por año. No es difícil entender por qué gustaba este cine.
El erotismo en la pantalla grande en aquellas épocas de doble moral, botas censuradoras y pesadas cruces eran un espacio de libertad y goce en medio de la oscuridad de una sala.
Aún nadie sabe qué pretendíamos de usted. Pero eso tampoco importa.