Fue un buen discurso, pero la frase final desconcertó a la audiencia y también al país. En el Congreso de Comunidades Más Seguras que se realizo en Connecticut, el presidente hizo una defensa clara y vigorosa de la ley que restringe el acceso a las armas y que exige antecedentes a los compradores más jóvenes. Pero en lugar del “Dios bendiga a los Estados Unidos” con que siempre cierra sus alocuciones, Joe Biden dijo “Dios salve a la reina”.
Una vocera sostuvo que esa frase estuvo dirigida a alguien en el público. Sin embargo, la sensación que quedó flotando fue la misma que causan esos momentos de extravío que suele tener en los actos públicos, cuando mira hacia un lado y hacia otro, con cara de preguntarse “dónde estoy, quién soy”.
A eso se suma que llamó dictador a Xi Jinping tras enviar a su secretario de Estado a Pekín para mejorar las relaciones, poniendo en riesgo los buenos resultados logrados por Anthony Blinken en China.
Esas incoherencias no son el único flanco débil que tiene el jefe de la Casa Blanca. Su hijo Hunter, cuyas turbias actividades han dado munición a sus enemigos políticos, en especial a Donald Trump, acaba de declararse culpable de dos delitos fiscales y también de posesión ilegal de un arma. Pero lo más revelador sobre la debilidad de Biden para la candidatura a la reelección el año próximo es la potencia con que arrancó la campaña del desafiante que le apareció en la interna partidaria.
+ MIRÁ MÁS: Todo lo que se juega Ucrania con su tan anunciada contraofensiva
Que ese desafiante se llame Robert Francis Kennedy Jr. explica el 20 por ciento de aprobación que le dan las encuestas ni bien anunció que buscará la presidencia. Tiene un apellido muy célebre en el Partido Demócrata y se llama igual que su padre: el apreciadísimo “Bobby” Kennedy, fiscal general entre 1961 y 1964, asesinado en 1968 tras un acto político en Los Ángeles.
Los roles cruciales que jugó el joven hermano de JFK durante aquella presidencia histórica, particularmente en el establecimiento de los Derechos Civiles por los que había luchado Martín Luther King y la comunidad afroamericana, explica que Robert F. Kennedy Jr. corra con alguna ventaja en el partido de los progresistas norteamericanos. Sin embargo, sus posiciones controversiales debieran tener más peso que su prosapia.
+ Robert Francis Kennedy Jr.
Haber hecho militancia antivacuna durante la pandemia de Covid-19 y haber propalado teorías conspirativas lucubradas en usinas conservadoras, va a contramano del progresismo estadounidense. También fueron controversiales varios pronunciamientos favorables a la posición rusa en la guerra que desató Vladimir Putin en Ucrania, y desconcierta a muchos demócratas que Robert F. Kennedy Jr. tenga respaldo de multimillonarios derechistas como Elon Musk.
Lo desconcertante es que, a pesar de esas posiciones que dan la sensación de deriva ideológica, el hijo de Bobby Kennedy emite también señales de notable lucidez, preparación y equilibrio. De todos modos, la sorpresa de las encuestas tienen que ver con su apellido y el lado débil de Biden: gran parte de las bases demócratas lo ven demasiado avejentado para buscar un segundo mandato. Lo aprueban como presidente de transición, agradeciéndole haber sacado a Trump de la Casa Blanca, pero no lo ven en condiciones de aspirar a otro periodo en el Despacho Oval.
Varios indicadores de la economía, sobre todo el que muestra el crecimiento del empleo, apuntalan su aspiración a un segundo mandato. Pero las tribulaciones judiciales de su hijo Hunter, los tropiezos y caídas que suele tener por ensayar trotecitos para dar apariencia juvenil, así como los lapsus que lo muestran errante o lo hacen decir “Dios salve a la reina” en un congreso sobre seguridad en Connecticut, parecen recomendarle a Biden dar un paso al costado y acomodarse en el respetable lugar que hoy le depara la historia.