Los pasos que da el Gobierno de Córdoba son tan acotados como las caminatas autorizadas este fin de semana.
Una extraña combinación de sensaciones y perspectivas tienen los que toman las decisiones más importante en la Provincia, seguramente a tono con las vivencias de millones de ciudadanos.
Siguen repitiendo que hay escala de prioridades: salud, actividad económica, recreación. En ese orden, pero sin dejar de ser conscientes que todas están entrelazadas y son interdependientes entre sí.
Nadie lo dirá enfáticamente, ni el COE ni el Centro Cívico, pero hay una especie de satisfacción porque la pandemia está con una curva controlada en Córdoba y focalizada prácticamente en el área del Gran Córdoba.
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El sistema sanitario está lejos de llegar al tope y los casos son bastante menos si se toma referencia otras grandes urbes, como la Capital Federal y el Conurbano.
Repasan y vuelven a repasar los números y se dan con que la gran mayoría de los casos de Covid-19 en Córdoba tienen relación con el geriátrico de Saldán y con el Hospital Italiano.
Habrá mucha tela para cortar sobre lo que pasó en el nosocomio de barrio General Paz pero ya emerge una trama política para seguirle el hilo.
¿Por qué el Italiano recibía tantos pacientes del Pami?, es una de las preguntas más repetidas.
La duda se extiende a qué tipo de negociación llevaron a cabo los responsables de la obra social de los jubilados con las autoridades de la clínica privada.
El Pami Córdoba quedó en el reparto político que hizo el Frente de Todos en la provincia para el senador Carlos Caserio, uno de los primeros peronistas locales en apostar por Alberto Fernández, lo que le valió un distanciamiento con el gobernador Juan Schiaretti.
Algunos nexos del geriátrico de Saldán también podrían acarrear secuelas en las altas esfera del poder.
Sin colectivos
Caserio cultiva, por estas horas, un bajo perfil.
Conviene recordar que iba a ser ministro de Transporte de Alberto pero lo vetó Cristina Fernández. Lo mismo le dieron los puestos más importantes de esa cartera.
Transporte de la Nación es señalada como la responsable de que en Córdoba no haya colectivos urbanos ni interurbanos para priorizar que circulen en Capital Federal y provincia de Buenos Aires.
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En la Municipalidad de Córdoba lo dicen abiertamente: en esta ciudad hace más de una semana que estamos sin colectivos urbanos porque el Gobierno nacional no quiere que se normalice el servicio.
Caserio sigue sin limar las asperezas con Schiaretti pero sí ya lo hizo con Cristina.
Y el regreso de Cristina al centro de la escena es otra preocupación por el Gobierno de Córdoba.
Los temores
En el Centro Cívico destacan con énfasis la buena relación con el Gobierno nacional, más allá de que Alberto Fernández haya dejado claro que la prioridad de su gestión pasa, por ahora, por el Amba, el área metropolitana porteña-bonaerense.
Pero siguen con atención los pasos de la vicepresidenta, que va ganando espacios en la designación de puestos clave como el Anses y avanza a paso firme para que el Gobierno nacional sea un activo partícipe en la acción de cerrar los numerosos frentes judiciales que se abrieron por su paso como presidenta en dos períodos.
Acá en Córdoba ven con preocupación como el kirchnerismo está minando la buena relación que había cultivado el presidente Fernández con el macrista moderado Horacio Rodríguez Larreta.
Temen que les pase lo mismo. Antecedentes de la historia reciente para estar preocupados sobran.
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Y la necesidad de auxilio nacional es y será vital para las provincias, en general, y para Córdoba, en particular.
Sin esos fondos que deberán llegar de la emisión masiva que está haciendo el Banco Central, las cosas por acá serán más complicadas de lo complicado que de por sí es el futuro inmediato.
Mientras, todos pasos cortos. No son días para correr riesgos.