Alberto Fernández hizo una pausa, miró a cámara y con tono firme dijo: "De lo que se trata para muchos empresarios es de ganar menos, no de perder. Bueno, muchachos, les tocó la hora de ganar menos".
El presidente se refería a los dueños de empresas que despidieron personal a raíz de la paralización económica que generó la cuarentena.
Es que el coronavirus, antes que infectados dejó en terapia intensiva a miles de trabajadores informales, cuentapropistas, monotributistas y a micro, pequeños y medianos empresarios que claman medidas económicas que no los hagan desaparecer.
Esta realidad se debate por estas horas en las redes y en los espacios que quedan de comunicación en aislamiento.
Allí proponen desde la suspensión del pago de impuestos hasta la siempre esquivaba posibilidad de reducir el salario de los cargos públicos.
Fue inevitable que todos recordarán el "regalito" de Navidad que hicieron Alberto Fernández y el Congreso en diciembre del año pasado.
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Por eso, circuló la entrevista al presidente, en aquellos días finales de 2019. "¿Usted se bajaría el sueldo?", preguntó Viviana Canosa, que aprovechó el silencio del otro lado de la línea para completar: "Uno los veía tan eufóricos ayer discutiendo sobre nuestro bolsillo pero ¿presidente, vicepresidente, diputados y senadores se bajarían el sueldo?”
"Eso es un tema recurrente pero que no necesariamente es justo, yo quiero ser franco. ¿no?" contestó Alberto Fernández y agregó: “Tampoco cuando uno vive de sus ingresos... es muy entendible".
La cita es textual, aunque no sea comprensible.
Mandar y obedecer
En aquellos días en que abrobaba el impuestazo de la Ley de Responsabilidad Social y Emergencia Económica, al senador nacional por Córdoba, Carlos Caserio le preguntaron por qué no se bajaban ellos los sueldos.
"No me parece serio. Yo trabajo para venir acá, no es que me regalan el sueldo. Me parece que hablar del esfuerzo de la clase política es no entender al Estado. La clase política no es un elemento fundacional o productivo del país”, se sinceró.
Fernández y Caserio sostuvieron que no era justo bajar sus dietas como medida "solidaria" fundados en el concepto que ellos "viven del sueldo", que ellos trabajan y no les regalan la remuneración.
A esa altura era justo preguntarnos: ¿De qué pensarán que viven el resto de los mortales?, ¿de la especulación financiera?, ¿de recoger frutas y verduras en las veredas?, ¿de la caza y la pesca?. O quizás pensaron que los "ingresos" del resto de los argentinos es un regalo o no es la justa paga por un trabajo.
En realidad lo único que diferencia a sus ingresos de los del resto de los ciudadanos es "la clase" a la que pertenecen.
En aquel momento, el senador Caserio dijo una frase de la cual se arrepintió pocos minutos después (o al menos dijo que se había arrepentido): “La clase política no es la que hace esfuerzos, la clase política dicta normas y gobierna del modo que le parece que es el más adecuado”.
En ese momento las frases sonaron como una casta y mucha gente entendió que se sentían superiores. Esa misma sensación parece haber regresado al menos en las acaloradas discusiones de las redes y grupos de mensajería.
La verdad que aquella vez sólo faltaba el remate: "Y ustedes obedecen".