Una familia moscovita que mira en televisión la publicidad de la cadena norteamericana Pizza Hut protagonizada por Gorbachov y su nieta, empieza a discutir acaloradamente. Para uno, fue un gobernante desastroso que destruyó la Unión Soviética y para otro, el más joven, es el hombre al que todos le deben libertades y oportunidades económicas.
Esa publicidad grabada en 1997 refleja la posición de los rusos frente a ese personaje histórico que, desde el liderazgo de un imperio totalitario, generó libertades que causaron el sismo social y político que destruyó a la Unión Soviética.
Mijail Sergueyevich Gorbachov fue el primer líder soviético nacido después de la revolución bolchevique de 1917 y, quizá precisamente por eso, fue el último líder de ese estado comunista que disputó la hegemonía mundial a los Estados Unidos.
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Si las reformas que resumía en dos programas, la Glasnost y la Perestroika, hicieron colapsar el sistema socialista que pretendía revitalizar y democratizar, es porque ese sistema era incompatible con transformaciones democratizantes y liberalizantes.
La economía colectivista de planificación centralizada había funcionado bajo el yugo casi esclavista de Stalin. Aquel dictador impuso la mayor cantidad de trabajo humano al menor costo, porque impuso un régimen brutalmente opresivo a todos los trabajadores y empleados. Con el nombre de socialismo colectivista de planificación centralizada, lo que impuso Stalin fue una forma de esclavización masiva de obreros y campesinos. Pero en materia de crecimiento, el sistema funcionó y creó las bases sobre la que se paró la superpotencia militar y científica que lideró una porción del mundo.
Los sucesores de Stalin fueron aflojando el yugo opresor que exprimía a los trabajadores de la industria y el campo. Malenkov, Khrushev y Brezniev empezaron tibiamente a aliviar la carga que exprimía desde el Estado a la sociedad. Y a medida que atenuaban la opresión laboral, la economía soviética se debilitaba.
Después de los breves liderazgos de Anropov y Chernenko, llegó al despacho principal del Kremlin el primer secretario general del PCUS nacido después del Octubre Rojo. Ser de otra generación le permitió mirar con otros ojos la realidad. Y esa realidad era una economía anquilosada, sin energía para sostener la carrera armamentista y mantener la infraestructura nuclear.
Una muestra trágica de la degradación estructural fue el accidente nuclear en Chernobyl, que el Estado soviético intentó ocultar y no pudo porque los vientos que soplaban de Siberia hacia el Oeste llevaron radiación hasta Polonia.
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Gorbachov tuvo la grandeza histórica de intentar reformas democratizadoras en la política y reformas que implicaban apertura económica. Pero como resultaban contrarias a la naturaleza del totalitarismo comunista, hicieron colapsar a la Unión Soviética.
Gorbachov fracasó en su intento de introducir en la URSS reformas pro-democracia y pro- economía abierta, pero ese fracaso puso fin a un modelo eficaz de totalitarismo, derribando el Muro de Berlín y poniendo fin al Pacto de Varsovia.
Las economías de los países que integraron la URSS y los de su órbita de influencia ganaron libertades y prosperidad, gracias al intento de ese hombre.
¿Pudo alguien haber salvado la Unión Soviética de la esclerosis múltiple que la entumecía? Quizá, alguien como Deng Xiaoping, quien optó por clausurar la apertura política para y mantener la apertura económica en China.
Es probable que un Deng ruso hubiera introducido el capitalismo sin que el Partido Comunista perdiera el control sobre la sociedad.
Otra posibilidad, de no haber existido Gorbachov, es que a esa muerte lenta de la economía soviética la revirtiera un nuevo Stalin.