Las urnas redefinieron el mapa político de España. En las elecciones municipales y de comunidades autonómicas, ganó la centroderecha y, dentro de ella, el ala más dura, mientras que retrocedió el Partido Socialista Obrero español (PSOE) y se derrumbó su socio izquierdista Unidas Podemos. De tal modo, se abre paso al probable final del gobierno que encabeza Pedro Sánchez en las elecciones anticipadas que el presidente anunció al día siguiente, a modo de reconocimiento de su derrota.
El PSOE ha perdido comunidades autonómicas que constituían bastiones cruciales, lo que obligó al presidente a disolver las Cortes y adelantar los comicios que definirán el futuro gobierno.
Mayor aún fue la derrota sufrida por el socio del gobierno de Sánchez. Unidas Podemos colapsó al punto de quedar en vías de extinción. El impacto también debilitó a la recientemente escindida Yolanda Díaz y parece haber sido el empujón final al partido liberal-centrista Ciudadanos.
La escisión que provocó Yolanda Díaz debilitó a la formación que la llevó a la vicepresidencia del Gobierno que encabeza Pedro Sánchez, pero también hace nacer sumamente débil a su propia agrupación.
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En el PSOE, levantó la voz el sector nostálgico de los tiempos de Felipe González. Llevaba tiempo callada y arrinconada el ala más centrista del partido. La silenciaba con arrogancia el “sanchismo”. Pero con el traspié sufrido en las urnas por el jefe de gobierno, los felipistas empiezan a cuestionar en público la estrategia de alianza con la izquierda anti-sistema que lidera Pablo Iglesias.
Cogobernar con Unidas Podemos es el talón de Aquiles donde clavó su flecha Díaz Ayuso, según el sector que añora liderazgos socialdemócratas más moderados e inteligentes, a la vez que menos arrogante, como el de “Felipillo” y sus camaradas Narcis Serra y Alfonso Guerra.
Unidas Podemos y Ciudadanos, que quedó al borde de la extinción definitiva, son los principales perdedores. Pero la extrema derecha representada en VOX no tiene verdaderos motivos para festejar. Podría pasar a integrar los gobiernos de Comunidad Valenciana, Cantabria, Baleares, Aragón, Extremadura y La Rioja, si el PP decide integrarlos para asegurarse esas comunidades. Pero la consolidación de Isabel Díaz Ayuso como figura estelar de los populares significa que la centroderecha ha generado el anticuerpo contra la derecha extrema.
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Aunque haya obtenido buenos resultados en algunos puntos del mapa español, esta elección no parece haber fortalecido a VOX. El único claro ganador es el PP y, dentro de sus filas, la líder de su ala dura: Isabel Díaz Ayuso.
Ahora resta ver si Sánchez tiene un plan para revertir su caída. En principio, adelantando las elecciones parece apostar a, por un lado, frenar el desgaste que está sufriendo su gestión, y por otro, que sus socios “podemitas” continúen en debilidad y descomposición así vuelven al PSOE los votos que le había quitado la izquierda anti-sistema. También apostaría a una campaña breve pero intensa advirtiendo que un gobierno del PP le abrirá las puertas a VOX, el partido heredero del falangismo, la ideología del régimen del dictador Francisco Franco.
Quizá también considere conveniente alejarse de figuras como José Luis Rodríguez Zapatero, cuya oscura cercanía y funcionalidad con el régimen que impera en Venezuela lo convirtió en una figura perturbadora para todos los partidarios del centro.
¿Logrará Pedro Sánchez salvar a su gobierno del naufragio? Las urnas lo dirán, antes de que concluya el mes de julio.