Ya que todo funciona, mañana voy a salir de casa y voy a tomar la línea barrial que pasa por la esquina de casa y me deja en la plaza del barrio...
Ahí, voy a esperar en la central de transferencia de pasajeros que construyó Kammerath. Son esas pitucas cápsulas de acrílico con pantallas led para ver la TV. Hace frío en Yofre at the morning pero qué más da si son calefaccionadas.
De ahí tomo el corredor central Naranja XZ63 de Coniferal ultrasonic que me deja en el centro. Hago unos trámites y me tomo el subte que construyeron los chinos que pasa por abajo (por eso es subte, vio) de la General Paz. Mi estación favorita es La Cripta porque tiene una expendedora digital de porciones de pizza Don Luis, doble anchoa.
Me subo a la formación X del subte que en dos paradas me deja en la estación Belgrano de trenes, ahí en Alta Córdoba. Qué lindo es pisar los viejos mármoles y sentir el intenso ajetreo del trafico ferroviario. Gran obra del ingeniero Jaime.
El ferrourbano tiene ese no sé qué. Villa los Galpones y Villa el Nylon son espectaculares houssing porque la pobreza es cero, viste. Salir de Córdoba al norte en ferrourbano es tan mágico. Voy viendo las noticias con la mejor conexión al WiFi de EPEC. Todo bien, anda en toda la ciudad, eso quién lo duda, pero ahí va como por un tubo.
Bajo en Pajas Blancas, hago el check-in online y me subo al avión trans-estratoférico que instaló Carlos Saúl en los 90. Qué maravilla. Pude juntar unos mangos y por fin voy a volar vía estratósfera a Tokio. Me voy a Japón un rato porque, no sé si sabían, allá los paros del transporte son a la japonesa. Vaya a saber cómo será.
Otra cultura, vio.