Vladimir Putin dio este viernes los pasos que anuncian el uso de armas nucleares en la continuidad de este conflicto. Cuando se completen los pasos institucionales para la anexión de las regiones ocupadas de Donestk, Logansk, Jerson y Zaporiyia, con la autorización del Consejo Constitucional y la aprobación de la Duma, esas cuatro regiones ucranianas pasarán a ser considerados por el Kremlin como territorio ruso y, por ende, los ataques que viene realizando en esos territorios el ejército de Ucrania pasarán a ser considerados ataques a Rusia. Y Putin ya ha dicho que rsponderá a cualquier ataque contra Rusia utilizando todo el arsenal del que dispone, incluyendo las armas nucleares.
Tanto el jefe del Kremlin, como el vocero presidencial Dmitri Petkov, como el ex presidente y actual número dos del Consejo de Seguridad Nacional, Dmitri Medvedev, han dejado en claro en varias oportunidades que Rusia va a usar en esta guerra misiles atómicos.
Todo indica que eso ocurrirá, salvo que Ucrania detenga sus contraofensivas en esas cuatro regiones, o salvo que el ejército ruso logre repeler con facilidad esos ataques. Pero si en lugar de eso, lo que ocurre es que las fuerzas ucranianas siguen ganando terreno en Lugansk, Donestk, Zaporiyia y Jershon, Putin empezará la guerra nuclear lanzando misiles tácticos, que aún siendo muy inferiores en poder devastador que la bomba de Hiroshima, van a provocar exterminios y devastación.
Si las potencias de Occidente que están respaldando a Ucrania responden al uso de armas tácticas, podrían hacerlo también usando armas nucleares. Entonces, la ofensiva atómica rusa podría escalar de las armas tácticas a los misiles estratégicos y los intercontinentales.
+ MIRÁ MÁS: Irán y otra ola de indignación contra el fanatismo criminal
Ese es el tan temido infierno nuclear que ronda a la humanidad como un fantasma aterrador desde que la carrera armamentista acumuló arsenales que podrían destruir el mundo entero.
Quizá el presidente ruso esté alardeando y sólo busque disuadir con esa amenaza a Zelenski para que detenga la contraofensiva en el sur y el noreste de Ucrania. También es posible que en el entorno de Putin haya gente dispuesta a impedir que un líder acosado desate una catástrofe de impredecibles consecuencias. Pero lo seguro es que el paso que acaba de dar el presidente ruso anexando territorios ocupados, equivale a ponerse en posición de duelo, con la mano que gatilla cerca del revólver nuclear. Ni siquiera la crisis de los misiles de 1962 puso al mundo tan cerca de un choque con armas atómicas.