El aroma y los colores del otoño enamoran a muchos y los pone cachondos; a otros se les empieza a llenar de ruidos la panza por que se viene el Rally Mundial. Comienzan los preparativos y los grupos de whatsapp están con el acelerador a fondo organizando la movida y repartiendo las responsabilidades para que cuando estén en la montaña no les falte nada.
Una lista innumerable de productos comestibles y bebibles. ¡Por favor que no falte el hielo! La noche se hace larga con charlas, chistes en voz bien alta para que se rían todos y gritos que muestran sólo las ganas de gritar: “Poonele más hielo”, se escucha mientras uno sostiene un jarro de aluminio de un litro y medio abollado, con la espuma del brebaje cordobés que rebalsa el recipiente. Así se pasa la noche y los primeros reflejos del día van apareciendo.
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El sonido de los helicópteros anticipa que los autos del WRC están cerca de largar el tramo. La ansiedad se siente, la noche entera te pesa y algo más también. Las sirenas inconfundibles de los autos con los ceros te impacienta mucho más, las camionetas de la policía que viene haciendo ruido a lata suelta de tanto pasar por los caminos del Rally. Todo anuncia que no queda nada para que pasen los autos a fondo por ese lugar. Tampoco falta el pícaro que empieza a gritar “ahí viene, ahí viene”, y nada, solo genera más expectativa.
Detrás de la montaña aparece el helicóptero, las radios a pila retoman protagonismo porque no todos los celulares inteligentes tienen señal en la montaña. Y se escucha desde distintos puntos: “Laaargoooo aaahiiii vaaa la maquinaaa de Ogieeer acelera a fonndooo”, hasta que pasa por el lugar donde estas y son los 20 segundos de máxima adrenalina más maravillosos e inolvidables del día.
Ya relajados se disfruta el paso de otros autos y las radios siguen sonando: “Quedaaaan 200 metros cruzaaa la meta y top, top, top".
Se dan los tiempos y entre los habitantes circunstanciales de esa montaña hecha tribuna se va pasando la información de cuanto hizo el francés Sebatien Ogier o el español Dani Sordo, el estonio Ott Tänak pilotos de la máxima categoría del WRC.
Pasado el Rally la vuelta a casa tiene sus bemoles, la paciencia juega un rol muy importante para llegar sano y sin ningún rasguño en el auto. Una vez en casa el cansancio pasa su factura pero la alegría de lo vivido durará para siempre.
Este año se corre la edición 39 del
Que anécdota nos podes contar. ¡Si te gusta el Rally debes tener un montonazo!
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