Con la cantidad de contagios creciendo vertiginosamente, superando récords a diario, en el Gobierno cordobés llegaron a la conclusión de que había que hacer algo. Algo que transmitiera el mensaje de que las autoridades están activas. El desafío era no entrar en contradicción con la política de mayor flexibilidad que vino siguiendo hasta ahora Córdoba en lo que respecta a las actividades permitidas, en el contexto de un país que se destaca por la severidad y la duración de su cuarentena.
La solución encontrada fue la de cerrar bares y restoranes después de las 20 horas. En definitiva, de eso se trata la medida anunciada como "suspensión de actividades de 20 a 6". No hay impacto en casi ningún otro rubro. A lo sumo también se verán afectados algunos gimnasios y clubes con prácticas que se venían desarrollando más allá de ese horario.
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Pero las demás actividades económicas seguirán igual. El límite de las 20 no alcanza a ningún rubro "esencial". Muy lejos del regreso a "fase 1" que reclaman tantos actores, todos con sus ingresos regulares garantizados. En su enorme mayoría, gente que forma parte de algún plantel estatal.
La nueva restricción se impone con la modalidad adoptada de manera silenciosa un mes atrás: el COE sugiere y los municipios deciden si aceptan o no la sugerencia. Ya no rige más ese poder supremo que ejerció el organismo dominado por sanitaristas y epidemiólogos enfocados únicamente en evitar la propagación del Covid-19. El resto de los aspectos de la vida, incluidos muchos fundamentales para la salud humana, eran postergados, o directamente ignorados.
De hecho, esta "sugerencia" de cerrar bares y restoranes por las noches, fue desestimada en principio por algunos municipios, entre ellos Carlos Paz, Jesús María y Colonia Caroya. Los vecinos de esas ciudades, que cuentan con un robusto sector gastronómico, podrán seguir saliendo a comer o tomar algo después de las 20. Justo ahora que entramos en primavera y es esperable que haya más noches con temperatura agradable. Será más factible acomodar al público en lugares al aire libre, como patios, terrazas y veredas.
La clausura de la "actividad nocturna" apunta a la gente joven, que venía acumulando la mayor cantidad de nuevos casos en las últimas semanas. Existe la suposición de que ese mayor contagio se produce por los encuentros nocturnos, donde se relajarían las normas de prevención más elementales, como el distanciamiento. Esa respuesta dan los funcionarios cuando se les consulta si la nueva restricción se debe a la sospecha de que el coronavirus tiene la habilidad de propagarse más de noche.
Cuestionamientos urgentes
Hay dramáticas preguntas que no pierden vigencia. Acá un simple punteo:
- ¿La prohibición hasta de los encuentros familiares dentro de los hogares es una medida aceptable dentro un sistema democrático y republicano?
- ¿Cuánto tiempo más se prolongarán los retenes en las calles de las fuerzas de seguridad, de dudosa utilidad en la prevención del delito? ¿Volverán recargados ahora en el horario de 20 a 6?
- ¿Qué sentido tienen las fronteras internas que se multiplican en el país? ¿Son constitucionales?
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- ¿Por qué llevamos en la Argentina más de medio año sin vuelos regulares ni transporte de ningún tipo? ¿Es lógico que quien no tiene auto propio tenga prohibido desplazarse aunque tenga una razón válida para hacerlo?
- ¿Se aplican los protocolos para pacientes graves improvisados después del caso Solange Musse?
- ¿Tan difícil es coordinar algún tipo de actividad presencial en las escuelas?
El hecho de que entremos en el tantas veces anunciado pico de contagios en Córdoba no debe hacer perder de vista el foco en el muy extenso lado oscuro de la cuarentena argentina.