En el año 2019 con René teníamos un sueño: volver a hacer un programa de radio o de televisión juntos. Para eso nos reuníamos jueves de por medio en un bar de la zona sur de la ciudad, cerca de su casa.
Ese proyecto conjunto me unió aún más a la persona que tanto admiraba y quería. Habíamos trabajado en el programa Por estos días de Canal 10, en 1998, 1999 y una parte del 2000.
Una vez le pregunte por qué se había retirado tan joven de los medios de comunicación siendo tan “prestigioso y reconocido” y me dijo: "Mirá Luchi, la vida me enseñó que hay una puerta que se cierra y otra que se abre… Se cierra una y se abre otra, se cierra una y se abre otra, hasta que un día la que se tenía que abrir permanece cerrada y quedás afuera".
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Así de contundente, profundo y claro era en sus conceptos. Pero sus firuletes y cambios de entonación de voz le daban la identidad exitosa que había logrado. Además de informado, filoso, creativo y ético. Buena gente.
Lamentablemente llegó la pandemia y eso rompió nuestros encuentros de los jueves y sin dudas ahí empezó para él un proceso de degradación de su salud.
Decíamos que cuando pase el coronavirus retomaríamos el café, pero algunas complicaciones y operaciones quirúrgicas me privaron de ese último encuentro.
Rescataré dos momentos para que puedan entender quién era René:
Marzo de 1998. Fue a mi departamento para que habláramos de lo que esperaba de mi función (cronista de calle) en su programa de Canal 10. Era la siesta. Vio la guitarra y se puso a cantar. Mi vecino, que obviamente se despertó por los altos decibeles, nunca creyó que quien cantaba era RENÉ BACCO, hasta que una noche me vio junto a él en el programa.
Agosto de 1999. René gana el Martin Fierro a “mejor labor periodística”. En vez de subir solo como correspondía, nos pidió que lo acompanásemos al escenario. Años más tarde valoré el gesto de COMPARTIR que tuvo, dejando el ego de lado.
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Sin dudas que su paso por los medios deja una huella muy profunda y una vara muy alta a superar. El público lo sabe y lo recordará por ese legado. El periodismo de Córdoba y el país le deben mucho a mi querido amigo y mentor. Y diría que le quedamos debiendo.
Hoy me siento triste porque el proyecto de volver a hacer algo juntos no se dio, pero los sueños sí existieron de verdad y la puerta que estaba cerrada… se abrió al cielo.
¡Abrazo Ya! ¡Para vos René!