La investigación del Congreso empieza a declarar culpable a Donald Trump por el asalto al Capitolio el 6 de enero del 2021. El llamado que hizo la Comisión de la Cámara de Representantes a que el magnate neoyorquino se presente a declarar sobre lo ocurrido aquella jornada trágica, implica que las pruebas y testimonios que ha acumulado indican que el expresidente, o bien alentó a la violenta turba a que tome por asalto el Congreso, o bien no hizo nada para impedir que ocurra el ataque al histórico edificio, a pesar de que los servicios secretos y los legisladores que quedaron atrapados en el Capitolio le explicaron que peligraba la institucionalidad y que había vidas en peligro.
Del paso que acaba de dar la comisión legislativa es posible deducir que Trump es culpable de instigar a un violento golpe de Estado contra el Poder Legislativo para destruir un proceso electoral y continuar ilegalmente en el poder; o en su defecto, culpable por negligencia de no haber impedido el feroz ataque que causó cinco muertes y manchó la historia institucional de los Estados Unidos. No hay una tercera posibilidad.
Los videos que exhibió la comisión y fueron presentados por la vicepresidenta de ese cuerpo legislativo, la republicana Liz Cheney, muestran la desesperación de los legisladores atrapados en el Congreso y los llamados a la Casa Blanca relatando el peligro que corrían. En esos momentos dramáticos, los norteamericanos habían podido ver en sus televisores al presidente hablando en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca. Y lo que dijo no sólo no servía para detener el ataque de la turba, sino todo lo contrario: la alentaba a perpetrarlo.
+ MIRÁ MÁS: España: acto de Vox con ecos fascistas y la presencia de Milei
Los testimonios y videos que acaba de sumar al conocimiento público la comisión de la Cámara de Representantes, corrobora lo que, de todos modos, estaba a la vista: el magnate neoyorquino instó a una violentísima multitud de fanáticos a que asaltara el edificio del Poder Legislativo con el objetivo de impedir que los legisladores reconozcan el resultado de la elección presidencial. En otras palabras, Trump intentó destruir el proceso electoral por el hecho de que había sido derrotado. Por lo tanto, su intención era continuar en el poder a pesar de esa derrota, lo que equivale a usurpar el cargo de presidente.
También es posible deducir que instó a la turba a que buscara a Mike Pence, su vicepresidente y titular del senado, a quién cuestionó públicamente por no impedir que sea oficializado el resultado electoral.
Pence no tenía instrumentos institucionales para cumplir el pedido que le hacía Trump, porque lo que pedía el entonces presidente no era legal. Lo que pedía era la destrucción del proceso electoral para continuar en el cargo, usurpándolo.
Si la turba de trumpistas enardecidos hubiera encontrado a Mike Pence, tal vez el entonces vicepresidente habría muerto igual que las otras cinco personas que perdieron la vida en los incidentes ocurridos dentro del edificio.
Todo eso ocurrió ante los ojos de los norteamericanos. La investigación de la Cámara de Representantes no hizo más que corroborar y sumar evidencias a lo que estaba a la vista. Y la convocatoria a declarar que le hizo a Doland Trump equivale a la declaración de culpable.
+ MIRÁ MÁS: El mayor riesgo de guerra nuclear desde Hiroshima
De todos modos, el expresidente puede negarse a declarar y la Comisión legislativa no puede condenarlo ni establecer sanciones. Lo que puede hacer es enviar sus hallazgos al Departamento de Justicia y ese podría ser el primer paso del trayecto hacia un proceso penal.
No obstante, el hecho de que una comisión legislativa que investigó lo sucedido el 6 de enero del 2021 y señaló que Trump sería culpable de aquella tragedia institucional que causó cinco muertes, debería ser suficiente para que los candidatos a los que apoyó el magnate neoyorquino sean derrotados en las elecciones legislativas y de gobernadores que se realizarán en noviembre. Pero es posible que la citación a declarar que Trump seguramente ignorará, no impacte de manera negativa en el resultado que obtengan los candidatos trumpistas.
En otro momento de la historia, la responsabilidad de Trump en un acontecimiento como el ocurrido aquel 6 de enero, lo invalidaría para siempre como dirigente político porque implicaría una dura condena social. Pero en éste tramo de la historia sobre la política imperan motivaciones que no priorizan la calidad humana de los líderes ni la calidad institucional de los gobiernos.