La televisión rusa dijo que ya se está viviendo la Tercera Guerra Mundial. Por cierto, en todo lo referido a la invasión de Ucrania los medios de comunicación sólo pueden expresar lo que el Kremlin sostiene al respecto, por lo tanto es la jefatura del Estado ruso la que define al actual conflicto como Tercera Guerra Mundial.
¿En qué se basa para afirmar eso? El Kremlin se basa en que la OTAN está participando en esta guerra porque provee los armamentos con que se sostiene el ejército ucraniano.
Es rigurosamente cierto que la resistencia de Ucrania depende directamente de las armas que recibe de la alianza atlántica. Sin esa ayuda, posiblemente ya se hubiera desplomado porque el sorprendente heroísmo de sus combatientes y las acertadas tácticas que han desplegado no alcanzarían para contener una maquinaria militar abrumadoramente superior en número de tropas y en cantidad y calidad de armamentos.
El bloque euro-norteamericano también asiste a las fuerzas ucranianas con información satelital y de inteligencia. De tal modo, es correcto afirmar que están participando indirectamente en esta guerra. Pero si la participación indirecta de un bloque contra una superpotencia adversaria es lo que define el rango de Guerra Mundial, entonces la tercera habría ocurrido en la década del 80, con su principal escenario en Afganistán, y antes que eso, en Vietnam, durante la década del 60.
Al fin de cuentas, cuando los norteamericanos entraron en la península indochina para enfrentar a los vietcong y a Vietnam del Norte, la Unión Soviética asistió con armamentos, adiestramiento y financiación a la insurgencia sur-vietnamita y al ejército de Ho Chi Ming y Vanguyen Giap. Y cuando los soviéticos entraron a Afganistán para apuntalar al régimen pro-Moscú de Babrak Karmal, a los mujahidines los armaron hasta los dientes los países de la OTAN, además de las monarquías petroleras de la Península Arábiga.
Siguiendo la regla que está planteando ahora el Estado ruso, aquellas habrían sido la tercera y la cuarta guerras mundiales. Por eso sería más adecuado no usar esa categoría de conflagración bélica para lo que está ocurriendo en Ucrania. No obstante, si bien este conflicto no es la Tercera Guerra Mundial, allana el camino hacia ella.
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Aunque no sea un devenir inexorable, Europa podría deslizarse velozmente hacia un conflicto de dimensión mundial si la guerra entre ucranianos y rusos trasciende las fronteras de Ucrania derramándose por otros países del viejo mundo.
Otra posibilidad de mundialización podría estar en posibles planes de China que explicarían la reciente entrega de poderosos armamentos a Serbia, un país balcánico con fuertes vínculos históricos, culturales y políticos con Rusia. El ultranacionalismo serbio inició guerras de expansión territorial que ensangrentaron la disolución de Yugoslavia. Su meta era la creación de la Gran Serbia anexando territorios con población serbia que intentó arrebatar a Croacia y a Bosnia Herzegovina. Los croatas vencieron a los serbios en Krajina, región del sur de Croacia habitada por serbios étnicos, mientras que en Bosnia fue la OTAN la que detuvo las limpiezas étnicas contra musulmanes y bosnios croatas que realizaban los líderes serbo-bosnios Radován Karadjic y Ratko Mladic.
Sobre el final de la década del noventa, los bombardeos aéreos de la alianza atlántica le infligieron otra derrota a Serbia. Esta vez, el bloque occidental intervino para detener la deportación en masa de albaneses kosovares que perpetraba Slobodan Milosevic en Kosovo.
Un arma clave que Serbia acaba de recibir de China es el misil antiaéreo HQ-22, proyectiles equivalentes a los Patriot y a los S-300 con los que los serbios podrían defender sus ofensivas terrestres en Kosovo y en Bosnia de una nueva intervención de la OTAN.
Concretamente, si China envió esas armas con el objetivo de empujar a Serbia a reiniciar su proyecto expansionista buscando recuperar Kosovo, el conflicto que estallaría en los Balcanes, sumado a la guerra de Ucrania, alcanzaría para hablar de la europeización de la guerra. Y si aprovechando el caos en el que quedaría envuelta la OTAN, China se lanzara a la conquista militar de Taiwán, ya no habría dudas sobre la escala mundial del conflicto.
Si a la invasión rusa de Ucrania se suman Serbia lanzándose contra Kosovo y China embistiendo contra Taiwán, será la Tercera Guerra Mundial. Que estalle o no esa tan temida conflagración, depende de los cálculos que estén sacando en la nomenclatura china.