Dentro de ese edificio, más de un centenar de familiares, llegaban al séptimo día de angustia. El día límite marcado por los especialistas en medicina hiperbárica como el fin del oxígeno.
Para todos los argentinos que no estamos atrapados en el ARA San Juan esa falta de aire es un misterio. Salvo para los familiares que estaban dentro de la base. Cuando cayó la tormenta sobre Mar del Plata, un trueno sonó en la Armada: "Anomalía hidroacústica".
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Nadie durmió con la tormenta. Había que esperar una larga noche para que el sol se lleve la oscuridad de los eufemismos con sabor a mentiras. Al mediodía, el vocero Balbi intentó hablar español y dijo "explosión".
Adentro, en el aire espeso de la angustia, los familiares se asfixiaron de mentiras. Salieron desconsolados por las puertas y por las ventanas. Salieron por los suyos que no pudieron salir a tomar aire. Salieron por los que están en el fondo del mar que son 44.
Había sol y nosotros mirábamos con respeto su dolor debajo de la tormenta. Ojala llegué la luz para los que están en lo profundo. Y la Justicia para los que los lloran.
Fotos: Keko Enrique / Enviado especial de El Doce a Mar del Plata.