Son horas de bajar el ritmo. Detenerse. Pensar. Nuestra realidad será diferente una vez que pasé esto y vamos a vivir en un mundo diferente.
Por eso, les propongo que repasemos los aportes de uno de los pensadores contemporáneos más difundidos, Yuval Noah Harari, autor de la exitosa trilogía Sapiens de animales a dioses, ¿Homus deus? Breve historia del mañana, y 21 lecciones para el siglo XXI.
En esos libros, el escritor e historiador nos propone recorrer desde los primeros vestigios de la especie humana hasta el surgimiento de una nueva, con características tales como la inmortalidad.
Harari publicó esta semana un largo artículo sobre la “crisis global” que enfrenta la humanidad, la mayor para nuestra generación.
“Las decisiones que las personas y los gobiernos tomen en las próximas semanas probablemente darán forma al mundo en los próximos años. Darán forma no solo a nuestros sistemas de salud, sino también a nuestra economía, política y cultura”, arranca.
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Vamos a sobrevivir y a habitar un mundo diferente, alienta y previene.
Las decisiones que se toman en años se están tomando en cuestión de minutos.
Y entra en un punto medular: “Países enteros sirven como conejillos de indias en experimentos sociales a gran escala”.
Muchas experiencias que estamos viviendo se quedarán. Gente trabajando desde su casa y conectada a la distancia, sistemas educativos remotos, reformulación de los puestos de trabajo.
Vigilancia
Cambiará, tal vez, el seguimiento de los Estados sobre los ciudadanos. Harari plantea dos debates: vigilancia totalitaria versus empoderamiento ciudadano; aislamiento nacionalista- solidaridad global.
China mostró cómo puede rastrear y detectar los movimientos y datos personalísimos de sus ciudadanos y obligarlos a adoptar determinado comportamiento.
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Gobiernos y corporaciones vienen hace rato usando tecnología para rastrear comportamientos ciudadanos. ¿Se acuerdan eso de decir una palabra en una conversación y que aparezcan en las redes sugerencias comerciales al respecto?
Harari dice que hasta ahora era de la piel para afuera y que ahora, un click en un celular podría llevar a que las autoridades sanitarias conozcan mi fiebre.
Y, fiel a su estilo, provoca: “Los gobiernos pueden saber que estás enfermo antes de que lo sepas”.
Esto permitiría cortar una pandemia en cuestión de horas.
Pero entraríamos en un tenebrosa esquema de vigilancia, que llevaría a todo un replanteo de lo que entendemos por libertades individuales.
Porque la tecnología permitiría obtener datos de nuestras emociones, pensamientos, sentimientos y esa información puede ser una inagotable fuente para manipulaciones.
Pero no se puede, sostiene el autor, plantear el falso dilema de elegir entre la privacidad y la salud.
Confianza
Está también el tema que esa tecnología que permite un control del ciudadano también es una herramiento del ciudadano para el control de los gobiernos. “La epidemia de coronavirus es, por lo tanto, una prueba importante de ciudadanía”, sostiene Harari y somos muchos los que estamos de acuerdo.
“En los días venideros, cada uno de nosotros debería optar por confiar en los datos científicos y los expertos en atención médica sobre las teorías de conspiración infundadas y los políticos egoístas”, sostiene el autor israelí.
En eso estamos.