El alto rendimiento exige trabajo en equipo. El trabajo en equipo se logra con objetivos grupales pero también con objetivos individuales; se alcanza con roles bien definidos y plenamente asumidos; con gran adherencia al proceso de entrenamiento; con máxima energía al servicio del cumplimiento del objetivo y con una actitud cooperativa permanente, para dar el máximo siendo protagonista o acompañando el logro.
Roberto Gomez Bolaños, actor y cómico mexicano, supo encarnar la parodia de un Superhéroe que, a través de su chipote chillón, sus pastillas de chiquitolina, su chicharra paralizadora y sus antenitas de vinil se encargaba de salvar a toda la “humanidad”. Nos hemos criado rodeados de súperhéroes y siempre en las situaciones complejas solemos quedar paralizados a la espera del Chapulín Colorado.
Leonel Messi, a sus 29 años de edad, ya obtuvo cinco balones de oro, máxima distinción que resalta la calidad de un jugador de fútbol. Sin embargo sólo con Messi no pudimos ganar siempre. Emanuel Ginóbili, logró cuatro títulos en la ultra competitiva NBA, sin embargo, para ganar con su selección necesitó de lo mejor de toda una generación para que lo acompañe en el desafío.
Juan Martín Del Potro, este último viernes, se puso la capa de Superhéroe, y le ganó a Andy Murray (N° 2 del mundo y doble oro olímpico) en un maratónico encuentro de más de cinco horas de duración. La energía al servicio del logro, la euforia del logro y esencialmente su proceso de reinserción al circuito tenístico, lo dejaron sin energías para volver a vestirse de gran salvador. Y en ese momento, justamente en ese momento, cuando nuestra incertidumbre y nuestra desesperación exitista comenzaba a desesperarnos, apareció EL EQUIPO.
- Un capitán de equipo, Daniel Orsanic, con perfil bajo, prudente, mesurado y consciente de que su rol implica gestionar emociones y tomar decisiones complejas. Decidió y acertó.
- Un segundo singlista como Guido Pella, que puso el máximo esfuerzo y obtuvo su reconocimiento merecido. Le brindó a la Argentina el segundo punto y compitió dignamente contra el N° 2 del mundo. Se animó y ganó.
- Un tercer singlista, Leonardo Mayer, que venía atravesando un año complejo producto de sus lesiones y alejado de los primeros puestos del ranking mundial, se preparó para este evento de manera especial y luego de superar sus incomodidades aportó lo mejor. Se preparó y su rendimiento creció.
- Finalmente el aporte invisible de Federico Delbonis. Convocado para ser singlista o doblista, en esta oportunidad no le tocó competir. Sin embargo lo asimiló de la mejor manera y estuvo a la par de todo el equipo. Alentó y apoyó.
De nuevo: El alto rendimiento exige trabajo en equipo. El trabajo en equipo se logra con objetivos grupales pero también con objetivos individuales; se alcanza con roles bien definidos y plenamente asumidos; con gran adherencia al proceso de entrenamiento; con máxima energía al servicio del cumplimiento del objetivo y con una actitud cooperativa permanente, para dar el máximo siendo protagonista o acompañando el logro.
Felicitaciones a nuestro equipo nacional por alcanzar una nueva final de Copa Davis, y por sobre todo, felicitaciones por moderar a cada paso nuestro exitismo y enseñarnos que para lograr nuestros objetivos debemos entrenar duro, trabajar en equipo y confiar en el proceso. Ya no alcanza con el chipote chillón, ni con las pastillas de chiquitolina, ni con la chicharra paralizadora ni mucho menos con las antenitas de vinil.