Me la contaron y me pareció digna de ser contada. La seño Eli es maestra de tercero en una escuela privada. Tenía por delante el desafío de llevar a sus alumnitos a Cosquín en el Tren de las Sierras. Los presupuestos que manejaba eran imposibles para que TODOS los chicos puedan ir, según el bolsillo de los padres. Entonces se puso en marcha.
En Semana Santa, ella y sus compañeros docentes podrían haberse tomado el finde largo como cualquiera de nosotros. Pero no. Fueron a Cosquín en el Tren de las Sierras, caminaron por los comedores y restaurantes buscando presupuesto para el almuerzo de los chicos. Se puso a pelear precio hasta que en un lugar consiguió un preciazo. Lo mismo hizo buscando el transporte para llevar a los chicos desde el cole hasta la estación de tren de Rodríguez del Busto. Después les contaron a los padres lo que habían logrado.
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Tenían día de viaje a Cosquín por solo 250 pesos por chico (yo no tenía idea cuánto sale una excursión así y me dijeron que ronda los 1.000 pesos). El tiempo no los acompañó pero el resto sí. Fueron a la Plaza Próspero Molina, anduvieron en el tren, pasearon por la capital del folklore y comieron pollo con papas fritas y se volvieron pupudos de felicidad.
A esta altura vos decís y a mí qué me importa la historia de la Eli, la plaza y el tren ¿Y sabés qué? Puede que tengas razón, pero a mí me encantaría que un solo gobernante, no te digo un equipo completo, uno solo al menos, se haya quemado las pestañas en Semana Santa para que las cosas me salgan más baratas de lo caro que me está saliendo todo.