El cloro es un fuerte oxidante que actúa como desinfectante: ataca las bacterias y las destruye, asegurando la calidad del agua potable mediante la eliminación de microorganismos que algunas veces pueden ser patógenos.
Se coloca en la última etapa del proceso de potabilización, luego de la instancia de clarificación. Pero, ¿cómo se establece la dosis de cloro en el agua?
A través de un ensayo que se denomina “demanda de cloro”, en el cuál se calcula una cantidad de solución clorógena tal que persista de manera residual, para proteger al recurso hídrico en su viaje a los consumidores.
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De esta manera, cuando el agua sale de la planta potabilizadora e ingresa a la red de distribución, posee una concentración de cloro que asegura la calidad y la sanidad hasta que llega a los hogares, lo que no sólo mantiene la potabilización sino que también protege las instalaciones internas de los clientes.
Beneficioso para la salud
El cloro es el producto necesario para anular los riesgos de la actividad bacteriológica y asegurar las condiciones de potabilización. En este sentido, su valor para la salud es muy importante. Por todos estos motivos, el cloro es el indicador por excelencia de la potabilidad del agua.