La alegría y satisfacción que suelen coronar la firma de toda escritura de traspaso de un inmueble significan el final de un proceso que se inició con un requisito ineludible: una correcta tasación del bien en cuestión. En la fase primigenia de la transacción, la incertidumbre suele embargar tanto al comprador como al vendedor. Para que ambas partes de la futura negociación puedan encontrarse en las condiciones más justas y ventajosas se requiere de la intermediación de un profesional matriculado que realice una correcta tasación del inmueble y reduzca al máximo el margen de incertidumbre.
Con un panorama económico siempre cambiante, el tasador interpreta qué es lo que está pasando en el mercado, tanto a corto como a largo plazo, y analiza cuál es el criterio de tasación que conviene aplicar en cada caso. Si bien existen muchas posturas al respecto, los criterios más utilizados son, por caso, calcular el precio de construcción del inmueble a valores actuales y, según la antigüedad, estimar su amortización. También se puede recurrir a la comparación directa de propiedades para determinar el valor del bien o determinar un monto a través de la rentabilidad mensual que dejaría un eventual alquiler del inmueble.
Sin embargo, es importante destacar que en toda tasación, además de considerar la variable del precio del inmueble o de los metros cuadrados que este integra, también se requiere valuar toda una serie de elementos imprescindibles para lograr un valor real del bien. En este sentido, se deben considerar, entre otros factores, el entorno donde está ubicado el inmueble, las factibilidades que brinda, los servicios que presta o incluye, si está ubicado en una zona de construcción los metros cuadrados potables que se pueden incorporar a futuro.
De esta manera, por ejemplo, el bien puede estar en perfectas condiciones pero si el entorno en el que se encuentra no es el mejor, hay que equilibrar el valor de las diferentes variables para llegar a un valor justo del inmueble.
En todos los casos, el criterio elegido para la tasación requiere de un análisis pormenorizado que sólo un profesional matriculado puede llevar a buen puerto. Esta evaluación, realizada con parámetros cuantificables, cualificables y precisos, brindará tranquilidad al propietario del inmueble, quien sabrá por qué el tasador llegó a un determinado valor y qué criterio utilizó. Por su parte, el comprador también se ha vuelto más sofisticado y exigente a la hora de tomar una decisión tan trascendental como adquirir un inmueble. En consecuencia, se toma su tiempo para comparar, buscar información del mercado y, por último, analizar los datos recolectados.
Cada una de las partes arriba a la negociación con su propia percepción del valor del bien: el vendedor tiene definido el monto que estaría dispuesto a recibir y el comprador la cantidad de dinero que pagaría. En este sentido, el Colegio Profesional de Martilleros Corredores Públicos de la Provincia de Córdoba recomienda siempre contar con la asistencia de un tasador profesional que sea capaz de justipreciar las particularidades de los inmuebles, la dinámica de un mercado en constante movimiento y la disponibilidad de información fidedigna sobre ambos aspectos. En este sentido, los profesionales colegiados en esta institución son los idóneos para realizar las tasaciones inmobiliarias ya que se les brinda el Curso de Perito Tasador y luego rinden un examen, condición obligatoria que los habilita para desarrollar estas tareas de manera profesional. Además, están habilitados por el Consejo de Tasaciones de la Provincia de Córdoba para concretar tasaciones, avalúos o peritajes de cualquier clase de bienes.
Vender o adquirir un inmueble supone un desafío para las partes intervinientes, situación que se torna más complicada en contextos volátiles e impredecibles. Sin embargo, no hay razón para que una transacción se convierta en una pesadilla.
Con la intervención de un profesional matriculado y especializado en tasaciones se reducen los márgenes de duda, se tiene la tranquilidad y certeza de estar dentro de los valores y parámetros de la oferta y demanda del mercado, y tanto el vendedor como el comprador se acercan en las mejores condiciones posibles al anhelado momento de estampar la firma en la escritura del inmueble.
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