¿Cuál es su función?
El aceite del motor es un fluido vital para el vehículo y para el buen desempeño del motor del motor, ya que es el responsable de que todas las piezas metálicas que friccionan entre sí no se desgasten o dañen.
El aceite no sólo protege y lubrica el motor. También es el encargado de limpiar la suciedad que se acumula en el motor y de refrigerar las piezas internas. Por otra parte, sella y rellena los espacios entre las piezas móviles.
Por eso, es tan importante mantener su nivel adecuado y reemplazarlo antes de que pierda sus propiedades.
¿Cada cuánto se debe cambiar?
Los ciclos de cambio dependen del tipo de motor y de la especificación del lubricante. En la mayoría de los vehículos se recomienda reemplazarlo cada 10 mil kilómetros pero esto puede variar, por lo que es indispensable consultar en el manual la indicación del fabricante, o con el service oficial. Siempre que se cambia el aceite es recomendable reemplazar también el filtro, para evitar ensuciar el lubricante.
Además de esta recomendación, es importante que periódicamente o cada mil kilómetros realicemos una revisión. Con el vehículo apagado, el motor en frío y en posición horizontal -no hacerlo en una empinada ya que podría alterar el nivel del aceite- se debe sacar la varilla para verificar el nivel del aceite.
¿Qué lubricante elegir?
Lo ideal, es utilizar el lubircante que indica el manual de marca o el service oficial. El aceite recomendado habrá pasado por las pruebas necesarias para asegurar el correcto desempeño del vehículo y del motor.
Cada lubricante cuenta con con una especificación básica que contempla viscosidad y fluidez. La viscosidad, crea una película de lubricación entre las piezas en roce del motor y de esta manera las protege del desgaste. A la vez, el aceite debe garantizar un buen grado de fluidez para que sea bombeado y llegue lo más rápido posible a todos los componentes, especialmente a baja temperatura.
Independiemente del lubricante que elijamos, debemos reparar en cuatro propiedades básicas que debe cumplir:
- Protección: debe preservar el desgaste de las piezas.
- Resistencia a los fenómenos de oxidación: debe contar con la capacidad de neutralizar los ácidos generados por la combustión, evitando así la corrosión del motor.
- Fluidez: especialmente durante el arranque en frío, minimizando el desgaste al momento de la puesta en marcha.
- Capacidad de limpieza: los lubricantes modernos también cumplen una función detergente, arrastrando partículas de la combustión y del desgaste para evitar que se acumulen en algunas zonas del motor.
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