Sebastián Villarreal (46) fue la última víctima fatal de una ola de robos que crece día a día en Córdoba. Fue ejecutado a balazos por motochoros en barrio Yofre Norte cuando salía a trabajar. Pasaron ocho días del crimen y los asesinos siguen prófugos.
El ministro de Seguridad de la Provincia, Juan Pablo Quinteros, aseguró en Arriba Córdoba que “hubo avances en la investigación” y desde la Policía están trabajando con la fiscalía para detener a los autores del homicidio.
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“Esperemos encontrar a los culpables y que se haga justicia. Esto no va a devolver a la vida a Sebastián, fue un hecho realmente lamentable porque fue cometido a sangre fría. Ojalá que podamos dar con los asesinos, juzgarlos y condenarlos y que por lo menos la familia tenga en ese aspecto tranquilidad”, expresó.
Horas más tarde, desde la fiscalía de instrucción del distrito 3 turno 1, a cargo de Andrés Godoy, detuvieron a un hombre mayor de edad con antecedentes penales. También identificaron a otra persona que estaría involucrada.
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El ministro prometió “seguir trabajando incansablemente para que esto deje de suceder” y remarcó que “el costo político” es lo que “menos le preocupa”. “Estuve en contacto con la familia, sé cual es el sufrimiento y padecimiento. Por la inseguridad vamos a pagar costo político todos los días, pero una vida no es una cuestión que nos sea ajena y que nos de lo mismo que suceda y que no suceda”, subrayó el funcionario provincial.
“Nosotros no paramos con la investigación para encontrar a los asesinos de Sebastián y no paramos para que no solamente no haya más hechos como este sino para que la gente pueda salir a la calle con la tranquilidad de que no le va a pasar nada”, insistió.
¿Policía desbordada?
Para el ministro de Seguridad la fuerza policial no está desbordada y planteó que el problema es el entramado social que “está absolutamente roto” y enumeró las cifras de pobreza, indigencia y desempleo en Argentina.
Sostuvo que la “seguridad es mucho más que la presencia de policías en la calle” y resaltó que se empezaron a dar situaciones como la pérdida de respeto a las autoridades educativas, en las relaciones intrafamiliares e incluso a la autoridad policial.
“Hay un entramado social que está desbordado, la sociedad argentina está desbordada no la Policía. Por eso cuando se cree que solamente la inseguridad se soluciona con más policías o el problema es el desborde o no de la Policía, estamos equivocados”, manifestó.
En ese sentido, dijo: “Podemos poner un policía por cuadra, pero mientras tengamos la desintegración social como la que tenemos va a ser cada vez peor porque si los pibes salen totalmente dados vuelta a delinquir, créanme que no les interesa en absoluto la presencia policial”.