“Había que lidiar con cosas políticas que no son fáciles”, advirtió el economista Gabriel Rubinstein sobre su paso por el anterior gobierno nacional como viceministro de Economía de Sergio Massa. En una entrevista con Telenoche explicó que las decisiones finales no corrían por su cuenta y admitió que las medidas del “plan platita” de la campaña presidencial de Unión por la Patria “fueron inoportunas”.
Sobre la gestión de Javier Milei, Rubinstein señaló cuáles son los puntos que considera positivos y los negativos. Destacó el ajuste con el que avanzó el Gobierno para reducir el déficit fiscal pero afirmó que “estuvieron subestimando el tema cambiario”.
“Cuando uno está en estos problemas es difícil la salida, no es fácil salir sin traumas de esto”, sostuvo el economista en referencia a la necesidad de achicar la brecha entre los distintos dólares.
Consultado por qué no pudo avanzar en esa dirección durante la administración anterior, analizó: “Creo que hubo una serie de restricciones. Massa era parte de una coalición, en esa coalición Cristina Kirchner había criticado mucho a (Martín) Guzmán porque quería bajar un poquito el déficit y Cristina decía que era déficit del 4,2% porque lo había aprobado el Congreso”.
“El Congreso ya había aprobado una cifra de déficit fiscal muy alta, había que lidiar con cosas políticas que no son fáciles de lidiar, con el diario del lunes es más fácil pero en el momento no es fácil bajar el déficit fiscal especialmente cuando uno es parte de un gobierno que no tiene mucho sentido de la responsabilidad fiscal”, manifestó.
De esa manera admitió que “había miedo de devaluar” y que incluso el Fondo Monetario Internacional (FMI) dudaba. “Si bien yo propugnaba que había que devaluar también le pedí al Fondo que nos dé ayuda porque teníamos que poder intervenir el mercado cambiario si era necesario y siempre hubo un retaceo, entonces si el Fondo no daba dinero, daba muy poquito, también era más difícil convencer a Massa y era más difícil de Massa convencer a Kicillof, a Cristina, etcétera”.
“Ahora este gobierno que tiene una impronta mucho más liberal y que logró eliminar el déficit fiscal, bueno tendría que tener mucha más capacidad para conseguir apoyo externo y todavía no lo logró. Y sin apoyo externo las reservas son raquíticas entonces siempre es más riesgoso liberar el cepo, pero bueno algunos piensan que hay que esperar que gane Trump porque ahí se destrabaría la ayuda externa y se va a destrabar el cepo”, planteó.
Más allá de su postura, remarcó que “cuando el ministro de Economía es fuerte los que están alrededor son asesores”. Así afirmó que en su lugar las decisiones las terminaba tomando el ministro pese a las sugerencias de los colaboradores.
Por otra parte mencionó a la sequía como uno de los grandes problemas del último tramo del gobierno de Alberto Fernández. “Fue como haber tirado 21 mil millones de dólares al mar y para Argentina es una fortuna, fue la peor sequía de la historia argentina, y eso desbarató mucho los planes también”, subrayó.
Su mirada del “plan platita”
Ante la pregunta de un posible arrepentimiento de haber asumido su función junto a Massa, declaró: “Yo tuve una oportunidad de trabajar con un gobierno, de asesorar a un ministro para que tome decisiones en lo que yo pensé que era correcto, algunas se pudieron tomar, muchas no se pudieron tomar y es una cuestión personal decir bueno ‘¿entonces yo tendría que haber renunciado?’”
“También digo que desde el inicio había una intención de mejorar las cuentas fiscales y terminar yendo al superávit y había intención de devaluar para terminar con la brecha, después sucedieron cosas”, agregó.
Sobre las decisiones de Massa mientras impulsaba su campaña presidencial opinó: “Yo al final cuando fue todo el ‘plan platita’ del que no estaba de acuerdo también sentía que renunciar era echar un poco más leña al fuego y enseguida salió la idea de decir bueno ‘pero vamos a tener superávit el año que viene con tales y tales medidas’ hay que entender, hay que diferenciar entre el tema personal y el tema de todo lo que se podía o se hizo y los problemas que hubo y ciertas exageraciones”.
“Incluso aún con todo el “plan platita” el año pasado el déficit fue 2,7% del PBI, igual que el año anterior sin sequía. Normalmente con una sequía tan grave tendría que haber tenido déficit más alto. No es que fue cualquier cosa el tema fiscal el año pasado, no fue un desmadre tanto como se dice, es cierto que las medidas para mí fueron inoportunas desde el punto de vista económico y ahí prevaleció el candidato al ministro, o él se convenció que lo podía ayudar electoralmente”, expuso.
Y concluyó: “A veces la política interfiere mucho en la economía y siempre por supuesto uno puede quedarse afuera de todo y desde la tribuna comentarlo y hoy estoy mucho más cómodo desde la tribuna señalando lo que me parece bien y lo que me parece inadecuado una cantidad de análisis que están haciendo”.