Desde noviembre, los senadores nacionales comenzarán a cobrar más de $10,2 millones brutos por mes, como consecuencia de una nueva suba salarial vinculada a los aumentos otorgados a los empleados del Congreso, que impactan de forma directa en las dietas de la Cámara alta.
Vale recordar que la dieta en bruto había ascendido en junio a 9,5 millones de pesos mensuales e impactó en julio. Ahora dio un salto de 700 mil pesos con respecto a ese ingreso.
Este incremento se basa en un sistema aprobado en abril de 2024 por senadores del oficialismo y la oposición, que establecieron que sus sueldos se calcularían sobre un total de 4.000 módulos: 2.500 por la dieta básica, 1.000 por gastos de representación y 500 por desarraigo. Además, este esquema les garantiza el cobro de una dieta adicional al año como compensación por el aguinaldo.
La paritaria que habilitó la suba fue acordada entre los gremios legislativos y las autoridades del Congreso, con el aval del presidente de Diputados, Martín Menem, y la vicepresidenta de la Nación y titular del Senado, Victoria Villarruel.
En cuanto al plus por desarraigo —destinado a quienes residen lejos de la Capital—, solo cuatro senadores no lo cobran. La única legisladora que rechazó este esquema de módulos fue Alicia Kirchner, quien sigue percibiendo su jubilación.
La actualización salarial vuelve a generar controversia, debido a la gran diferencia entre los ingresos de los senadores y la realidad económica que enfrenta la mayoría de la población.