La Iglesia católica, a través del arzobispo Monseñor Carlos Ñáñez, avisó a la Provincia y al gobernador Juan Schiaretti que no está de acuerdo con las nuevas restricciones impuestas el pasado lunes 12 de octubre. Se trata de la marcha atrás que dio Córdoba, tras el decreto del Gobierno Nacional, por el aumento de casos de coronavirus.
En un comunicado que también fue firmado por los obispos auxiliares Pedro Torres y Ricardo Seirutti, el arzobispado de Córdoba asegura que los templos católicos respetan “cuidadosamente los protocolos” y expresaron su rechazo a las últimas medidas.
“Ante la perspectiva de suspender las celebraciones litúrgicas, he recurrido a la autoridad provincial, manifestando mi malestar y mi propósito de no acompañar esas medidas, que estimo exageradas, y que afectan a la salud espiritual de las personas, especialmente en un tiempo de cuarentena prolongada”, se puede leer tras una breve introducción de la situación general.
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Las palabras “malestar” y la frase de “no acompañar las medidas” fueron algunas de las que más llamaron la atención. Ya en días interiores varios sectores también rechazaron la vuelta atrás y hasta hubo intendentes que en sus pueblos decidieron no acatar las restricciones.
“Medidas exageradas”
El texto firmado por el arzobispo Ñáñez afirma que considera exageradas las últimas medidas sanitarias tomadas. “No podemos centrarnos, solamente, en lo material y descuidar lo espiritual”, pide la Iglesia católica cordobesa pidieron que las autoridades “puedan comprender esta necesidad”.
El texto completo
ARZOBISPADO DE CÓRDOBA
COMUNICADO A LA ARQUIDIÓCESIS
Queridos hermanos miembros de la Arquidiócesis de Córdoba A través de este medio me dirijo a ustedes para comentarles brevemente cómo estoy viviendo la situación derivada de la pandemia que nos aflige a todos y la gestión realizada ante las autoridades públicas.
Luego de haber recibido, este último fin de semana, las disposiciones de un nuevo decreto de necesidad y urgencia, tanto a nivel nacional como provincial, siento la necesidad de acercarme a cada uno de ustedes para acompañarlos y alimentar la esperanza de tiempos nuevos.
A lo largo de todo este difícil tiempo, hemos podido constatar que en nuestros templos católicos se han observado y se observan cuidadosamente, los protocolos aprobados por la correspondiente autoridad. Al mismo tiempo, en nuestros centros religiosos, sacerdotes, laicos y consagrados han colaborado con la acción estatal en las obras de asistencia alimentaria y sanitaria, observando también los protocolos.
Ante la perspectiva de suspender las celebraciones litúrgicas, he recurrido a la autoridad provincial, manifestando mi malestar y mi propósito de no acompañar esas medidas, que estimo exageradas, y que afectan a la salud espiritual de las personas, especialmente en un tiempo de cuarentena prolongada. Es mi deseo seguir solicitando un diálogo franco sobre el particular con las autoridades.
Para una salud cuidada, todos los aspectos de nosotros mismos deben estar equilibrados. Mente, cuerpo y espíritu tienen que estar en armonía unos con otros. No podemos centrarnos, solamente, en lo material y descuidar lo espiritual. Así nos lo enseña la buena ciencia, a lo que se agrega la experiencia de la situación que estamos padeciendo desde el mes de marzo.
No veo, por tanto, dificultad en que, observando con prudencia y como se viene haciendo, las medidas protocolares, se pueda atender la imperiosa necesidad espiritual de todos los fieles.
Los responsables de cada comunidad, con la ayuda de los consejos pastorales, deberán discernir el modo de concretar el acompañamiento espiritual de los fieles, y en la eventualidad de estar ante posibles contagios, suspender esas iniciativas hasta el total restablecimiento de la salud de sus integrantes.
Albergamos la esperanza que nuestras autoridades puedan comprender esta necesitad vital y posibilitar también la atención de la salud espiritual de los ciudadanos.
Los saludo, de todo corazón y bendigo en el Señor Jesús y su Madre Santísima.