Las agendas de los ciudadanos y la de los candidatos marchan cada cual a su ritmo y por su senda. Con urgencias e intensidades diferentes. A veces, transitan como paralelas lejanas destinadas a no tocarse jamás; otras se acercan un poco y en contadas ocasiones se unen y coinciden.
El Doce realizó un relevamiento sobre los conceptos, temas, eslóganes, propuestas, declaraciones de las fuerzas más importantes que compiten en la provincia en la elección legislativa de este domingo y los temas de conversación ciudadana entre los cordobeses, a partir de las notas con vecinos, testimonios y algunas encuestas sobre las principales preocupaciones de la sociedad.
Está claro que hay una cuestión de jurisdicción de los cargos en juego. Se vota para legisladores nacionales, que tienen el ámbito de incumbencia de los temas federales y de orden parlamentario. Las urgencias y necesidades de la gente no necesariamente tienen que distinguir las competencias nacional, provincial o municipal o si son cuestiones de los ejecutivos o los legislativos.
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Se observan como dos dimensiones. Los discursos de campaña enuncian cuestiones globales, superestructurales, muchas veces reducidas a una sola palabra. Esa palabra es abstracta, difusa. Como los propios nombres de las agrupaciones, que ya no connotan cuestiones ideológicas sino expresiones vagas con las cuales nadie podría estar en contra: Todos, Juntos, Hacemos, Cambio, Córdoba.
En campaña, se simplifica todo al extremo como para que la consigna entre en una palabra: Basta, Sí, Federalismo. Pueden querer decir tantas cosas o no significar nada. Cuánto más difuso parece ser mejor en campaña.
El discurso de la gente tiene más que ver con lo concreto, lo palpable, lo que necesita de demasiadas explicaciones para saber de qué se habla: empleo, inflación, inseguridad.
Esos temas están en el discurso de campaña pero en segundo plano, más ligados a consignas y siempre enunciados como una preocupación de la que habrá que ocuparse pero sin mucha elaboración.
Economía, inseguridad y servicios
En Arriba Córdoba, armamos las nubes de palabra de los discursos de campaña y de la conversación ciudadana.
En la campaña, los candidatos y los avisos de sus agrupaciones pusieron eje en temas como federalismo, retenciones, subsidios y cada uno se aferró a una palabra de consigna: Basta, Sí, Córdoba.
La gente plantea una agenda que se sintetiza en dos grandes cuestiones: la economía y la seguridad.
En la economía, sobresalen cuestiones que van bastante de la mano: tener o conseguir trabajo, el poder adquisitivo de lo que te pagan por ese trabajo ante una inflación sin freno, el drama de caer en la pobreza, las secuelas sociales en muchos planos.
¿Estuvieron ausentes esas cuestiones en los discursos de campaña? Claro que no, pero sí propuestas o ideas concretas, innovadoras, elaboradas sobre esas cuestiones. Más bien todos eligieron el plano de las expresiones de deseo o de la angustia que la situación genera.
El otro gran tema ciudadano sigue siendo la inseguridad. Salta en las conversaciones cotidianas, en cualquier móvil en el barrio que sea, en todas las encuestas que miden los requerimientos de la población.
Hartazgo, indignación, indefensión, dolor, angustia, impotencia aparecen en las palabras de los vecinos.
Durante la campaña cordobesa, la inseguridad pasó casi por encima. Nadie, al menos entre las fuerzas con chances de acceder al Congreso, esbozó algún tipo de propuesta parlamentaria concreta para mitigar el azote de la inseguridad que no sólo se lleva bienes sino vidas.
Se habló en sí en campaña de cuestiones relacionadas con la Justicia pero más desde la perspectiva de la lucha contra la corrupción. Ahí hay un punto de contacto, porque la gente cree que la corrupción es uno de los grandes males a resolver en Argentina.
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Después hay una agenda de cuestiones muy de la vida cotidiana, de la cercanía, que son más de competencia provincial o municipal pero que preocupan al ciudadano común: el transporte, las cloacas o la Epec, la empresa que pese a algunas transformaciones sigue apareciendo al tope de la queja de los cordobeses.
Se planteó en la campaña la problemática de algunos de estos servicios públicos pero con el enfoque del desequilibrio de subsidios o de planes de obras nacionales. Claro está, la prestación concreta corresponde a los gobiernos locales y no hay cargos locales en juego.
Salud y educación
Pero hubo dos temas que la sociedad pone entre su decálogo de necesidades o preocupaciones que casi ni se asomaron en la campaña: la salud y la educación.
Después de casi un año y medio de pandemia, que alteró la vida, la economía, las relaciones y casi todos los ámbitos de la existencia humana, los candidatos prefirieron pasar de los temas sanitarios. A la gente la sigue angustiando la cuestión, desde una perspectiva más amplia que el Covid.
Y lo de la educación sorprende. Un año sin clases presenciales, deserción, problemas de comprensión básicos, falencias en la formación que vienen de muchísimo antes de la pandemia, desequilibrios profundos en los procesos de aprendizaje, demandas no cumplidas en el mercado laboral por faltas de capacitación, malos resultados en pruebas internacionales no parecieron ser suficientes como para que el tema educativo tuviese un lugar importante en la campaña.