De la forma menos pensada, Jorge Chueco, el abogado de Lázaro Báez, cayó en manos de la Policía. Su propia desesperación hizo que un empleado lo reconozca y dé aviso a las autoridades que lo buscaban tras la orden de captura internacional.
"El propietario del hotel vio una conducta rara y fue hasta uno de los balcones del complejo. Estaba por tirarse cuando lo socorrieron y lo atajaron", contó la fiscal Liliana Galeano al diario local ABC. "En ese momento, uno de los empleados supo de quién se trataba”, relató.
Según demostró la investigación, el hombre que se fugó en pleno escándalo por "la ruta del dinero K" ya había intentado suicidarse en las cataratas de Iguazú. Un guardaparque lo vio en la Garganta del Diablo y bajo los efectos del alcohol y tranquilizantes.
Luego, Chueco escapó a Paraguay evitando los controles migratorios. Una vez en el hotel, dio el nombre falso "Antonio Cubilla". Una vez preso, permaneció en el departamento de Investigación de Delitos de Itapúa y lo trasladaron hacia Argentina.