Este jueves a la medianoche se dio a conocer el informe final del Mossad, el servicio secreto de Israel, sobre la investigación al ataque a la embajada en Argentina, ocurrida el 17 de marzo de 1992, que dejó 22 muertes y más de 200 heridos.
Infobae accedió al documento “Top Secret” de 43 páginas que incluyen datos inéditos acerca del atentado. El informe ratifica la responsabilidad política y criminal de Irán y Hezbollah en la voladura de la sede diplomática israelí ubicada en la ciudad de Buenos Aires.
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El dossier de inteligencia comienza con cinco conclusiones básicas:
1. El régimen iraní y la organización Hezbollah a través de Yihad Islámica son los responsables únicos del atentado. En la foja 3 del informe secreto se asegura que “la Unidad Yihad Islámica/910 de Hezbolla, responsable de llevar a cabo atentados terroristas en el Globo por parte de Hezbollah e Irán, cometió el atentado de la embajada de Israel en la Argentina bajo orden del Régimen Iraní”.
"Hezbollah en general, y especialmente la Unidad Yihad Islámica, trabajan de acuerdo a las instrucciones recibidas por el régimen iraní y la cúpula máxima de Hezbollah. De ese modo, se aseguran de recibir asistencia de diferentes organismos del Aparato iraní (Fuerzas Quds y Ministerio de Inteligencia iraní)”, explica el informe oficial.
2. La infraestructura del atentado (también el de la Amia) fue creada en Argentina y Brasil a partir de 1988. Se realizó bajo responsabilidad de Salman Raouf Salman (conocido bajo su nombre colombiano “Samuel Salman –El Reda”) desde finales de los años 80 en la Argentina. Este terrorista se desempeña en un alto cargo de la Yihad Islámica en Beirut.
3. Todos los miembros operativos involucrados en el atentado fueron identificados por nombre, apellido y fotografía (Al igual que los participantes en el atentado de la AMIA), y residen en el Líbano y en Irán.
4. No hubo participación alguna de ciudadanos argentinos en el atentado contra la embajada de Israel. El informe sostiene que no hubo conexión local para facilitar el acto terrorista. Y por lo tanto asegura que ningún ciudadano argentino colaboró –de manera voluntaria- con Teherán y Hezbollah para perpetrar la voladura de la sede diplomática de la calle Arroyo.
5. Todos los miembros de la célula que perpetraron ambos atentados en la Argentina, estuvieron involucrados en atentados adicionales o en la preparación de otras infraestructuras terroristas en otras partes del mundo, incluso en los últimos años.
A partir de la foja 7 del dossier “Top Secret”, el Mossad describe las distintas operaciones que ejecutaron Irán y Hezbollah en América Latina –Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Panamá, Triple Frontera y Venezuela-.
Además, presenta la línea de tiempo que trazaron los terroristas hasta consumar el ataque a la embajada y enumera las distintas actividades ilegales cometidas por Teherán en la región para cumplir con sus objetivos fundamentalistas.
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En este contexto, se alude al “contrabando de explosivos reglamentarios mediante el escondite planificado por el departamento de explosivos de la Yihad Islámica en el Líbano. Los explosivos fueron escondidos en botellas de champú y cajas de chocolate, que fueron introducidas a varios países a mediados de la década de 1990, por ejemplo: Argentina, Chile, Colombia y países de Europa Occidental, y lejano oriente”.
La imprecisa redacción de esta parte del informe de inteligencia, sumada a su reproducción textual –sin contexto explicativo- en la nota del New York Times, causó una lógica reacción crítica en la Justicia Federal y la comunidad judía de la Argentina.
Era imposible considerar como válida la hipótesis de las botellas de champú y las cajas de chocolate como método sistemático para contrabandear el explosivo que se utilizó en el atentado a la Embajada de Israel. Las cajas de chocolate y los envases de champú –acorde al informe de la Mossad- se utilizaron para contrabandear detonadores –que denominan "explosivos" cometiendo un grave error de inteligencia-.
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Todas las pericias realizadas para la causa del ataque a la Embajada, incluso el propio informe del Mossad al que accedió Infobae, aseguran que el coche bomba cargaba entre 200 y 400 kilos de explosivos (se cree Amonal).
El Amonal y el combustible que se usó en el coche bomba se podía comprar en viveros de Buenos Aires y en cualquier estación de servicio.
Después, el informe ahonda en detalles del procedimiento que acataron los terroristas para concretar el atentado. Ocultamiento y contrabando de explosivos, traslados, casas seguras y una confesión de Hussein Suleiman Abu-Abbas que sirvió para corregir algunos datos del artículo publicado por el New York Times.
Hacia delante, en más de quince fojas continuas, el dossier de inteligencia realiza una descripción minuciosa de la identidad de los terroristas que ejecutaron el ataque a la Embajada de Israel. El Mossad incluye fotografías de los implicados y de los restos del coche bomba, la identidad del conductor suicida y los movimientos clandestinos de las células que operaban en la región.
El informe del Mossad también aporta un dato clave: la identidad y la imagen del conductor suicida. Se trata de Muhammad Nur Al-Din Nuer Al-Din, un libanés nacido el 3 de enero de 1966. Al momento del atentado, el 17 de marzo de 1992, tenía apenas 24 años, la edad promedio de un miembro de bajo rango de la Yihad Islámica, el brazo armado del Hezbollah.
Esa imagen fue publicada en noviembre de 1992 en el periódico libanés AI-AHD, donde se afirmaba que había muerto en la guerra de Serbia. El aviso fúnebre invitaba a recordar a un “héroe del Islam” en el Templo de Nuestra Señora del Floral, en el pueblo Zikak El Blat. Sin embargo, la agencia israelí asegura que “un familiar (de Muhammad) reconoció que fue el conductor del coche bomba que explotó en la embajada israelí en Argentina en 1992″.
Al final del documento “Top Secret”, el Mossad ratifica que Irán utiliza a Hezbollah como su brazo armado y su proxy para encubrir su responsabilidad política y criminal en los ataques que se suceden alrededor del mundo.
No se trataría de una relación de iguales, acorde al informe de inteligencia de Israel: Hezbollah opera bajo las instrucciones verticales de Teherán a través de oficiales de alto rango que responden directamente a los ayatollahs fundamentalistas.