Después de que el candidato presidencial Javier Milei (La Libertad Avanza) ganara en las Paso, se instaló con fuerza el debate de dolarizar la economía en Argentina. Esto significa reemplazar el peso argentino por el dólar estadounidense como moneda de curso legal.
Ecuador es el país que aparece como referencia en América Latina que aplicó esa medida como política económica hace 23 años. Fue implementada por el expresidente Jamil Mahuad en 2000 con el objetivo de generar estabilidad y bajar la inflación. Pero los ecuatorianos siguen con déficit fiscal, pobreza y desempleo.
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Fausto Ortiz, que pasó de ser vice a ministro de Economía un año durante la presidencia de Rafael Correa en 2007, analizó la experiencia en diálogo con Voz y Voto por El Doce. Cabe aclarar que dejó su cargo luego de manifestarse en desacuerdo con Correa de incautar un centenar de empresas de un grupo privado para saldar una deuda.
“Fue muy buena medida para una economía como la nuestra que no pudo manejar la política monetaria, que actuó irresponsablemente en la emisión de dinero, no podía controlar la inflación ni el tipo de cambio”, manifestó Ortiz.
Además, consideró que “llegó en un momento oportuno y estuvo acompañada de algunos otros elementos que sirvieron en la primera década de arranque”. En ese sentido, mencionó que “las tasas de interés bajaron a nivel internacional, el acceso al financiamiento se abrió, el precio del petróleo subió, las exportaciones aumentaron al igual que las remesas que recibían del exterior de los migrantes”.
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Respecto al costo social, Ortiz afirmó que “el detonante de la dolarización fue la crisis bancaria”. “El tipo de cambio se empezaba a ir, se puso un corralito, se limitó el retiro de dinero de los bancos, la gente perdió mucha plata”, explicó. También resaltó que “el mayor costo social y por crisis previa fue la salida de más de 2 millones de ecuatorianos”, cuando en ese momento la población total era cercana a 13 millones.
A su vez, el exministro de economía recordó que “se desplomó el salario” y en el primer año de la dolarización tuvieron una inflación del 100 por ciento y los precios tuvieron que ajustarse bruscamente. “No tuvimos un ajuste tan rápido de baja de tasas de interés, quizás es la deuda pendiente en el caso ecuatoriano, que no es lo mismo en el Salvador y Panamá donde la tasa es mucho más baja en esas economías dolarizadas”, reconoció.
Para Fausto Ortiz, al día siguiente de la dolarización la población pudo percibir una mejora: “Nos licuaron los ahorros y nuestro sueldo, pero desde ahí para adelante ya teníamos una visión de largo plazo, sabíamos hacia donde íbamos a caminar”.
Insistió que en relación a las exportaciones hubo un antes y un después por la dolarización. Recordó que “temían que no crecieran porque creían que iban a perder competitividad”. Sin embargo, dijo que desde el 2000 para adelante empezaron a tener un gran repunte. También recordó que en Estados Unidos el dólar empezó a perder valor y eso fue como si Ecuador “estuviera devaluando la moneda para exportar”.
Sobre la situación actual de los ecuatorianos, el exministro de Economía comentó que el salario está arriba de los 450 dólares y que el principal problema que atraviesa el país es el de crecimiento.
“La dolarización es una medida que permite evitar inflación y devaluación, pero tiene sus contras: nos está costando el crecimiento. El empleo hoy alcanza al 33% de la población, una de cada tres personas que tiene edad de trabajar está empleada, cuando hace 10 años eran cuatro de cada 10”, detalló.
Y apuntó a la situación política: “Hemos tenido períodos de tiempo con déficit fiscal elevado y estamos con dificultades para acceder al financiamiento, porque la política no ha querido corregir el tema de subsidios y estos equivalen a déficit fiscal”.
“Estamos financiando con deuda el combustible barato. Pero esos son otros temas de los que no tiene culpa la dolarización, sino la política, que no enfrenta los problemas”, sostuvo.
Ortiz destacó que “en los primeros siete años de la dolarización, hasta 2007, la economía ecuatoriana tenía superávit fiscal y una deuda que representaba menos el 30% de PBI”.
Sin embargo, una serie de crisis posteriores, “combinadas con el deseo político de hacer obra pública llevaron a procesos de endeudamiento y déficit elevados”. “Llevamos ocho años con déficit fiscal y hoy está arriba del 5% del PBI. El endeudamiento viene creciendo hasta ser hoy casi 75% de PBI. El costo financiero ha bajado levemente pero la dificultad de conseguir financiamiento para déficits es elevada en estos momentos”, lamentó.